La especialista sostuvo que si una persona está tomando algún antibiótico, debe tomar en cuenta tres datos sobre cómo el alcohol pudiera afectar el tratamiento, tales como: el alcohol pudiera ocasionar que disminuya la eficacia del antibiótico que esté utilizando por lo que no mejorará la infección que se está intentando tratar; el uso concomitante de alcohol y antibióticos pudiera llevar interacciones que ocasionen que presenten efectos adversos no deseados como náuseas, vómitos, dolor de cabeza, dolor de pecho, mareos, sudoración, hipotensión.

“Además, de manera intrínseca, algunos antibióticos tienen un riesgo de causar lesión al hígado por lo que el uso de alcohol al mismo tiempo pudiera contribuir y aumentar este riesgo”, manifestó la doctora del centro certificado por la Joint Commission International (JCI).

Por otro lado, precisó que es importante utilizar antibióticos sólo cuando un profesional de salud certificado lo indique, y que antes de empezar el tratamiento, hay que asegurarse de conocer cuántos días, cuál es la dosis y cuántas veces al día hay que tomarlo. 

De igual modo, ante cualquier duda, falta de información o reacción no esperada asociada al tratamiento, consultar al médico o farmacéutico.

“Los antibióticos no deben tomarse nunca por iniciativa sin la supervisión de un médico. Es muy importante no automedicarse ya que en muchos casos no estaríamos tratando correctamente la infección y, además, estaríamos propiciando la aparición de resistencias”, agregó.

Es importante tomar en cuenta que los antibiótico no son efectivos para combatir virus que, a menudo, son los responsable de procesos gripales, resfriado, faringitis de origen vírico, entre otros.

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Recientemente se han publicado en The Lancet Psychiatry nuevos hallazgos que revelan que beber grandes cantidades de alcohol de manera regular, pero sin mostrar signos de dependencia, no predice el riesgo de depresión. El estudio, en el que participaron 3902 personas del estudio de cohortes de nacimiento «Children of the 90s» (ALSPAC), una base de datos de padres e hijos nacidos en el suroeste de Inglaterra en 1991 y 1992, examinó la asociación entre el consumo de alcohol, los signos de ingesta problemática o dependencia a los 18 años, y la depresión seis años más tarde, a los 24 años.

Los resultados mostraron que aquellos que parecían ser dependientes del alcohol a los 18 años tenían una mayor probabilidad de desarrollar depresión a los 24 años en comparación con sus pares. Los signos de dependencia del alcohol incluían la incapacidad para dejar de beber, el incumplimiento de las expectativas normales debido al consumo de alcohol y la sensación de necesidad de beber después de una sesión intensa, así como efectos nocivos como la pérdida de memoria relacionada con la bebida. Incluso después de ajustar factores de confusión como el uso de sustancias y los síntomas depresivos a los 16 años, la relación entre la dependencia del alcohol en la adolescencia tardía y el riesgo de depresión se mantuvo.

Gemma Lewis, coautora principal del estudio y especialista en psiquiatría de la Facultad de Ciencias del Cerebro en la University College London, señaló la importancia de estos hallazgos y destacó que ayudar a los jóvenes a evitar el consumo problemático de alcohol podría tener beneficios a largo plazo para su salud mental. Los resultados subrayan la importancia de abordar los patrones problemáticos de consumo de alcohol en la adolescencia para prevenir posibles problemas de salud mental en el futuro.

Los resultados de este nuevo estudio refuerzan la importancia de proteger a los jóvenes de los efectos dañinos del alcohol mediante la intervención temprana y la asignación adecuada de recursos a los servicios de adicciones para jóvenes. Esto garantizará que el apoyo y el tratamiento adecuados estén disponibles para todos aquellos que lo necesiten.

Estos hallazgos también están en línea con los resultados de otro estudio reciente en adultos, que reveló que el consumo problemático de alcohol, y no solo la cantidad consumida, está asociado con un mayor riesgo de intento de suicidio o autolesión. El estudio contó con la participación de Jon Garza, Gwen Fernandes, Matthew Hickman y Glyn Lewis, entre otros investigadores.

Estos descubrimientos resaltan la importancia de abordar tanto el consumo problemático de alcohol en la juventud como en la edad adulta, y subrayan la necesidad de programas de prevención y tratamiento efectivos para promover la salud mental y el bienestar en todas las etapas de la vida.

Fuentes: Medscape e Infosalus

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Aunque muchos no le ven problema a consumir alcohol de forma moderada, en el caso de los pacientes con lupus, deben tener en cuenta algunos factores, por lo que, se recomienda consultar siempre con el especialista sobre los riesgos específicos cuando se tiene un diagnóstico de lupus antes de ingerir cualquier tipo de bebida con alcohol.

¿Cómo interactúan los medicamentos para el lupus con el alcohol?

Las preocupaciones de los pacientes con lupus frente al consumo de alcohol se basan en:

• Las interacciones entre sus medicamentos para el lupus y el alcohol.
• Efectos que pueda tener el consumo de alcohol sobre su hígado.
• El riesgo de hemorragia del tracto gastrointestinal.

Posibles riesgos

Dependiendo de los medicamentos que consume cada paciente entre los que se pueden incluir analgésicos u otros tratamientos recetados, pueden presentar algunos efectos particulares cuando se mezclan con alcohol, entre ellos:

Medicamentos que no debe tomar con alcohol

Entre las recetas de algunos pacientes con lupus están los medicamentos para el dolor, como parte de su tratamiento. Es importante que consulte con su especialista frente al consumo ocasional de algún tipo de alcohol. Algunos tipos de medicamentos para el dolor como los opiáceos tienen completamente contraindicado el consumo de cualquier tipo de bebida alcohólica. Los opiáceos que se toman con alcohol pueden provocar efectos secundarios potencialmente mortales como:

• Respiración lenta o falta de respiración por completo.
• Inconsciencia.
• Pulso o presión arterial baja.
• Coma.

Igualmente, si está tomando medicamentos para el lupus que su hígado metaboliza, no beba alcohol en absoluto. Estos medicamentos pueden incluir, entre otros:

• Leflunomida ( Arava )
• Metotrexato ( Rheumatrex , Trexall )
• Micofenolato de mofetilo (CellCept)

Si ingiere alguna bebida alcohólica con este tipo de medicamentos, aumentará el riesgo de presentar una enfermedad hepática llamada cirrosis que puede causar insuficiencia hepática y cicatrización en esta zona del cuerpo. Éstas complicaciones pueden ser graves ya que no son reversibles, por lo que, si no está seguro si sus medicamentos para el lupus se metabolizan a través del hígado, es importante que resuelva esta duda con su médico y que evite consumir alcohol hasta que esté seguro de qué no es así. 

Algunos medicamentos pueden ser no efectivos después de beber alcohol

Algunos de los medicamentos recetados para pacientes con lupus no funcionan muy bien si se bebe alcohol con ellos. Consulte con su especialista sobre la posibilidad de tener este tratamiento y de beber ocasionalmente algún tipo de bebida alcohólica.

Específicamente, los medicamentos que previenen la formación de coágulos de sangre, como la warfarina ( Coumadin , Jantoven ), serán menos efectivos en el tratamiento del lupus si bebe alcohol mientras los toma.

Medicamentos que podrían aumentar su riesgo de sangrado gastrointestinal

Cuándo hablamos de complicaciones ciertos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroides (AINE), como la aspirina, el celecoxib (Celebrex), el ibuprofeno y el naproxeno, así como la prednisona, aumentan el riesgo de sangrado gastrointestinal. Por lo que, al consumir alcohol hace que ese riesgo sea más elevado, especialmente, si bebe alcohol mientras toma medicamentos, siendo este un efecto nocivo.

Medicamentos con los que puede estar bien beber

Algunos medicamentos pueden no verse afectados al interactuar con el alcohol, por ejemplo, ese es el caso de la hidroxicloroquina (Plaquenil), medicamento indicado para el tratamiento de lupus. Este caso sólo ocurre cuando se toma sola, ya que si se combina con otro tipo de medicamentos, como la Hidroxicloroquina, metotrexato, no es recomendable ingerir alcohol.

¿Cómo tomar decisiones saludables cuando se trata de lupus y alcohol?

Puede que un paciente con lupus no se sienta seguro o no sepa cómo decir que no a sus amigos o compañeros de trabajo cuando se encuentran en una reunión social en la que muchos de ellos beben. Sin embargo, es importante que aprenda formas de comunicarse con sus amigos para que no tenga que perderse de esos eventos divertidos. 

Aquí hay algunos consejos sobre cómo rechazar una bebida para cuidar su salud:

• Permita que su círculo cercano conozca las indicaciones de su médico. Comparta el consejo de su médico con sus compañeros, si se siente cómodo. Puede decir cosas como “No puedo beber debido a un medicamento que estoy tomando” o “mi médico no quiere que beba alcohol”. En caso de interactuar con personas no tan cercanas, no tiene que hablar sobre su salud si no desea hacerlo. Un simple “no, gracias” es suficiente.

• Organice su propio evento. Si desea tomar un descanso de ese tipo de reuniones o encuentros en los que siempre hay alcohol, planee otros tipos de diversión. Invite a tus amigos o familiares a almorzar, tomar un café, una noche de cine o un día en el parque. Opte por estas opciones que le permitirán seguir en contacto con quienes más quiere sin estar vinculado con bebidas alcohólicas.

• Disfrute de un cóctel sin alcohol. Los cócteles sin alcohol pueden ser una excelente forma para disfrutar de una vida social sin poner en riesgo su salud. Hay toneladas de deliciosas recetas sin alcohol para probar y al tener la apariencia de los productos que sí tienen alcohol, evita conversaciones en las que debes explicar por qué no puedes beber alcohol.

Fuente: WebMD

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Hoy hablaremos de la temida enfermedad de hígado graso no alcohólica (EHGNA), que se caracteriza porque el hígado se llena de grasa y causa un serio daño hepático, así como otros particulares síntomas como debilidad, pérdida de apetito, náuseas, color amarillo en la piel y los ojos, entre otros.

Una de las características principales de esta enfermedad es que no debe tener relación con el alcohol y la grasa acumulada se evidencia porque se pega en las células hepáticas. Dentro de algunos de sus causantes, según ha reportado la literatura científica, está el uso prolongado de fármacos estereogénicos o padecimientos hereditarios monogénicos.

Sin embargo, varios estudios han evidenciado que existen pacientes con mayor riesgo que otros, como aquellos que tienen diagnósticos previos como la obesidad, el síndrome metabólico y la diabetes tipo 2. Así mismo, existen otros grupos poblaciones que tienen mayores probabilidades de desarrollar esta anomalía. Dentro de los más comunes están:

• Son de mediana edad o mayores (aunque los niños también pueden sufrirla).
• Son hispanos, seguidos por blancos no hispanos. Es menos común en afroamericanos.
• Tienen altos niveles de lípidos (grasas) en la sangre, como colesterol y triglicéridos
• Tienen presión arterial alta.
• Toman ciertos medicamentos, como los corticoides y algunas medicinas contra el cáncer.

Las organizaciones de salud de los Estados Unidos estiman que esta patología podría afectar a casi el 25 % de la población universal, por lo que exhortan a controlar factores de riesgo como el exceso de peso y la diabetes.

Para saber si alguien padece hígado graso, aparte de evidenciar los síntomas antes mencionados, el personal médico puede que analice varios aspectos como la historia cínica, el examen físico y las pruebas del paciente como análisis de sangre, pruebas de diagnóstico por imágenes y biopsia del hígado.

Una vez el paciente recibe el diagnóstico, debe someterse inmediatamente al tratamiento que empieza con adelgazar, la eliminación del alcohol y la adaptación de hábitos saludables de vida. Además, si el doctor te advierte que tu enfermedad se generó por ingerir algún fármaco debes suspenderlo de inmediato. Por ahora, no hay fármacos veraces que combatan esta enfermedad.

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Hoy te expondremos algunos de los problemas que te podrían causar esas sustancias, sobre todo si padeces enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa, que son dos de las Eii más conocidas y que, de acuerdo con la literatura médica científica, te causan mayor afectación si fumas o excedes el consumo de bebidas alcohólicas.

Tabaco

Por ejemplo, en quienes padecen enfermedad de Crohn y fuman, esta sustancia podría contribuir con la inflamación del colon y promueve la formación de un glóbulo blanco que causa esa reacción en el sistema gastrointestinal. Así lo evidenciaron investigadores de la Universidad Kyung Hee en Corea del Sur.

Es más, otras investigaciones han evidenciado que el tabaco puede ser aliciente de causar Crohn e incluso duplica el riesgo a padecerla. Algo alarmante es que en las mujeres que fuman, el riesgo es hasta de cinco veces mayor para desarrollar esta condición. Los hombres, igualmente, se ven seriamente afectados.

Por otro lado, una vez un paciente es diagnosticado con alguna Eii y sigue fumando, los médicos advierten que ocasiona brotes, empeora el pronóstico y causa serias anomalías en los intestinos, al punto que puede generar fístulas y abscesos en el intestino delgado.

De hecho, hay estudios que evidencian que los pacientes con Eii y que son fumadores activo suelen necesitar cirugías para sus condiciones con mayor frecuencia e incluso deben someterse con más recurrencia a los tratamientos con medicamentos y fármacos, en comparación con quienes no fuman. 

Como estos, son múltiples los efectos adversos que esta sustancia podría traer no solo para quienes padecen enfermedades gastrointestinales, sino que, según la Organización Mundial de la Salud, es responsable de múltiples enfermedades.

Alcohol

Aunque esta sustancia no es tan nociva como el tabaco, sí se debe controlar su consumo, aún más, si estás consumiendo algún tipo de medicamento para controlar tu enfermedad. Existen investigaciones que datan que las bebidas alcohólicas podrían modificar el sistema inmunológico, al punto que podría empeorar los síntomas de las Eii.

Es más, algunos expertos señalan que el alcohol podría exacerbar la colitis o el Crohn e incluso podrían incidir en nuevos brotes. Además, por el alto contenido de azúcar que muchas de ellas contienen, se podría aumentar el riesgo de diarrea, uno de los síntomas más duros de las Eii.

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¿Cómo afecta el alcohol a una persona diabética?

El hígado libera glucosa al torrente sanguíneo según sea necesario para ayudar a mantener el azúcar en la sangre a un nivel normal. Cuando se ingiere alcohol, el hígado necesita descomponerlo; mientras eso sucede, deja de liberar glucosa.

Como resultado, el nivel de azúcar en la sangre puede caer velozmente, y aumenta la posibilidad de sufrir una hipoglucemia.

Además, el hígado es capaz de degradar 0,1 gramos de alcohol por kilogramo de peso por hora. Esta eliminación lenta hace que si, por ejemplo, se ingieren bebidas alcohólicas en las últimas horas de la tarde, el riesgo de hipoglucemia nocturna sea elevado.

Riesgos que conlleva el alcohol en personas diabéticas

Los síntomas de un nivel bajo de azúcar en la sangre son muy parecidos a los de intoxicación por alcohol. Si la persona se desmaya, los que están a su alrededor pueden pensar que solo está embriagado.

Asimismo, estar en ese estado hace que sea más difícil reconocer los síntomas de un nivel bajo de azúcar en la sangre e incrementa el riesgo.

El paciente con diabetes debe tener en cuenta algunos datos:

• La cerveza y otras bebidas mezcladas azucaradas son ricas en carbohidratos, lo que puede causar un aumento en los niveles de azúcar en la sangre.
• El alcohol tiene muchas calorías, lo que puede producir un aumento de peso. Esto hace que la diabetes sea más difícil de controlar.
• Las calorías del alcohol se almacenan en el hígado como grasa. Esta hace que las células del hígado se vuelvan más resistentes a la insulina y puede incrementar el nivel de azúcar en la sangre con el tiempo.
• En caso de existir complicaciones de la diabetes, como daño neurológico, ocular o renal, el consumo de alcohol podría empeorar estas condiciones.

¿Cómo tomar alcohol de manera segura?

En primer lugar, cualquier duda sobre la ingestión de alcohol que presente el paciente, lo recomendado es que la consulte con su doctor, él tendrá las indicaciones exactas según las particularidades de la persona y las características de su condición.

La Asociación Americana de Diabetes sugiere que los adultos hombres consuman un límite de 2 tragos al día y las mujeres un límite de un trago al día.

Un trago se define como:

• Cerveza: 12 onzas o 360 mililitros (mL) (5% de contenido de alcohol).
• Vino: 5 onzas o 150 mL (12% de contenido de alcohol).
• Licor: 1.5 onzas o 45-mL (80 grados o 40% de contenido de alcohol).

En caso de que decidas tomar alcohol estos son algunas recomendaciones para su consumo seguro:

• No tomes alcohol con el estómago vacío o cuando tu glucosa en sangre esté baja. Tomar alcohol con una comida o con un refrigerio rico en carbohidratos te ayudará a mantener normales los niveles de azúcar en la sangre.
• Si consumes licor, mézclalo con agua, soda, agua tónica dietética o un refresco dietético, y bebe despacio.
• Trae contigo una fuente de azúcar, como tabletas de glucosa.
• No hagas ejercicio si has estado bebiendo alcohol, ya que esto incrementa el riesgo de que el nivel de azúcar en la sangre disminuya.
• Lleva una identificación médica visible en la que figure que tienes diabetes. Esto es importante porque los síntomas de la embriaguez y de una baja en el nivel de azúcar en la sangre son similares.
• Toma con alguien que sepa que tienes diabetes. Esta persona sabrá qué hacer si presentas síntomas de un tener bajo el nivel de azúcar en la sangre.

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