El trabajo fue liderado por el doctor Lai Liangxue, del Instituto de Biomedicina y Salud de Guangzhou, afiliado a la Academia China de Ciencias, y presentado en la Sociedad Internacional para la Investigación de Células Madre (ISSCR), celebrada este año en Hong Kong.

Un corazón con ADN humano en un cuerpo animal

Los embriones se modificaron genéticamente para desactivar genes responsables del desarrollo cardíaco porcino. Luego, se inyectaron células madre humanas para inducir la formación de corazones humanos dentro de los cerdos. Los embriones sobrevivieron 21 días en laboratorio, tiempo en el cual sus corazones comenzaron a latir.

“El órgano tenía el tamaño esperado para un embrión humano en ese estadio. Las células humanas fueron identificadas gracias a un biomarcador fluorescente”, explicó Lai en declaraciones a la revista Nature.

Se trata de un nuevo intento por generar órganos humanos funcionales en animales a través de la biotecnología, con el fin de responder a una necesidad urgente: la escasez global de órganos para trasplantes.

Órganos a la carta

La posibilidad de cultivar órganos humanos a partir de células madre en animales representa una estrategia prometedora para resolver un problema crítico. En muchos países, las listas de espera para trasplantes superan con creces la disponibilidad de donantes.

El doctor Adrián Abalovich, coordinador de la comisión de xenotrasplante de la Sociedad Argentina de Trasplantes, consideró que se trata de un avance importante:

“Hay una larga búsqueda de producir órganos para personas con insuficiencias terminales. Esta es una de las líneas más innovadoras: usar cerdos como incubadoras de órganos humanos”.

Según el especialista, el cerdo es el animal más viable para este tipo de investigaciones por su similitud anatómica y fisiológica con el ser humano y su capacidad de reproducción en entornos controlados.

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¿Corazones humanos o una quimera?

Sin embargo, el experimento no está exento de controversia. Uno de los principales desafíos es asegurar que las células humanas no se distribuyan en otras partes del organismo del cerdo, como el sistema nervioso, lo que podría generar una mezcla genética humano-animal.

“Existe un dilema ético porque esta técnica no garantiza que las células humanas se conviertan únicamente en un corazón. Por eso, en Estados Unidos se cancelaron fondos para investigaciones de este tipo”, advirtió Abalovich.

La comunidad científica aún debate sobre los límites éticos y los riesgos biológicos de este tipo de prácticas.

Ciencia en progreso, esperanza en desarrollo

Entre los expertos que asistieron a la presentación en Hong Kong se encontraba Hiromitsu Nakauchi, de la Universidad de Stanford, quien pidió más pruebas para confirmar que el tejido generado era efectivamente humano.

Desde Japón, Hideki Masaki, del Instituto de Ciencia de Tokio, señaló que si se desea utilizar estos órganos en humanos, deberán estar compuestos exclusivamente por células humanas para evitar riesgos de rechazo y asegurar la compatibilidad.

Pese a las interrogantes, el avance representa una señal de optimismo.

“Este tipo de desarrollo científico podría transformar la forma en que enfrentamos la crisis mundial de órganos, aunque todavía falta camino por recorrer”, concluyó Abalovich.

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