Empatía archivos - BeHealth https://www.behealthpr.com/tag/empatia/ ¡Sé Sano! Sat, 30 Mar 2024 06:06:49 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.2 https://www.behealthpr.com/wp-content/uploads/2020/04/cropped-BE-16-1-32x32.png Empatía archivos - BeHealth https://www.behealthpr.com/tag/empatia/ 32 32 ¿Inteligencia de qué? https://www.behealthpr.com/inteligencia-de-que/ Sat, 03 Jun 2023 12:00:00 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=50705 En una comedia teatral que estoy realizando en estos días hablo un poco sobre cómo mientras más atraídos sexualmente nos sentimos hacia alguien, más se reduce nuestro coeficiente intelectual o IQ. Y es que no es secreto para nadie, digo, un poco en broma, pero también en serio, cómo nuestra mente racional se nubla ante …

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En una comedia teatral que estoy realizando en estos días hablo un poco sobre cómo mientras más atraídos sexualmente nos sentimos hacia alguien, más se reduce nuestro coeficiente intelectual o IQ. Y es que no es secreto para nadie, digo, un poco en broma, pero también en serio, cómo nuestra mente racional se nubla ante el enamoramiento, convirtiéndonos de alguna forma en morones emocionales. Y le puede ocurrir hasta a los más brillantes.

Lo cierto es que el coeficiente intelectual mide nuestro nivel de inteligencia racional, o capacidad de razonar y resolver problemas. Se supone que es una característica con la cual nacemos y que permanece constante durante toda nuestra vida. Podemos crecer en conocimientos, estudiar, etc., pero el coeficiente de inteligencia siempre permanece igual. Hubo un momento en que todo se basaba o giraba alrededor de ese tipo de inteligencia. Durante mucho tiempo se creyó que la clave del éxito de cualquier persona estaba en su coeficiente intelectual y los grados académicos que podía obtener. Pero eso cambió hace muchos años, ante el descubrimiento de que existen muchos tipos de inteligencia, y el IQ solo mide una de ellas. Entre esos tipos de inteligencia está la que yo considero la más importante de todas: la inteligencia emocional.

La inteligencia emocional se define como la habilidad de entender y manejar nuestras emociones mientras que, a la misma vez, reconocemos e influenciamos las de los demás. El concepto nació para la década del 1990, pero fue popularizado más tarde por el psicólogo Daniel Goleman, quien ha escrito ampliamente sobre el tema.

Estudios indican que el coeficiente intelectual que mide esa inteligencia de “resolver y entender”, es responsable de solo del veinte por ciento de la felicidad de un ser humano. El restante ochenta por ciento es el resultado de la inteligencia emocional. Y por suerte, esta inteligencia sí puede desarrollarse y fortalecerse durante toda la vida, a diferencia de la otra, que permanece estática. ¿Cuáles son algunas de las características de una persona emocionalmente inteligente? Las más importantes serían:

  • Autoconocimiento: se define como la capacidad de reconocer y entender nuestras emociones y cómo afectan nuestra vida y a los que nos rodean.
  • Autocontrol: la capacidad de poder controlar nuestras respuestas, de saber inhalar y exhalar, y pensar antes de actuar.
  • Motivación: la habilidad de aspirar a más, de tener metas y de desarrollar la resiliencia cuando las cosas no salen como esperamos.
  • Empatía: la capacidad de entender las emociones o puntos de vista de otros, viendo las cosas desde sus perspectivas aún cuando no estemos de acuerdo.
  • Destrezas sociales: capacidad de trabajar en equipo, de motivar a otros y de comunicarnos saludablemente y escuchar en apertura.

Todos conocemos personas intelectualmente brillantes y muy capaces en su área de “expertise”, pero que de seguro se colgarían en un examen de inteligencia emocional. Aunque sí hay pruebas que pueden medir la inteligencia emocional, para este tipo de inteligencia no existe un examen como el del coeficiente intelectual. Lo que nos evalúa verdaderamente en esa área es el día a día, la vida, y las circunstancias a las cuales nos enfrentamos y cómo reaccionamos a ellas. ¿Cómo convertirnos en personas más emocionalmente inteligentes? Es obvio que el primer paso para desarrollar esas características es el “mindfulness” o capacidad de estar presentes con lo que está ocurriendo afuera y lo que estamos pensando y sintiendo por dentro. El autoconocimiento y el autocontrol son imposibles si no conoces tus motivaciones, eso que empuja tus acciones.

¿Quieres ser más feliz? Comienza a fortalecer y desarrollar tu inteligencia emocional. Observa cómo te sientes, lo que sale de tu boca y cómo te comportas en momentos de estrés y tensión. Toma responsabilidad por tus acciones cuando cometes un error, y pide excusas si has afectado a otros. Celebra todo lo positivo que logres, y ten paciencia contigo, la inteligencia emocional nace de hábitos que toman tiempo. Busca ayuda si la necesitas, porque a veces un apoyo externo puede ayudarnos a ver con más claridad aquello que nos está atrasando emocionalmente.

Recuerdo que me hicieron una prueba de IQ cuando tenía cuatro años y aparentemente salí con un coeficiente intelectual bastante alto. Mi abuelo guardó el resultado de esa prueba toda su vida y a cada rato lo sacaba para, orgullosamente, enseñárselo a algún amigo. Y lo hizo por mucho tiempo, inclusive ya siendo adulta. Me pregunto qué pensaría hoy de las metidas de pata que he dado en la vida. Espero, sin embargo, que donde quiera que esté se sienta orgulloso de lo mucho que he crecido emocionalmente.

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Dime de dónde vienes… https://www.behealthpr.com/dime-de-donde-vienes/ Fri, 27 Jan 2023 22:03:15 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=41725 Entiendo que todos estamos claros en que nuestras circunstancias de vida forman parte de la materia prima de la cual estamos construidos. Y por circunstancias de vida me refiero a lo que recibimos en nuestro proceso de crianza; los ejemplos que hemos tenido a nuestro alrededor, y las experiencias por las cuales hemos ido atravesando. …

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Entiendo que todos estamos claros en que nuestras circunstancias de vida forman parte de la materia prima de la cual estamos construidos. Y por circunstancias de vida me refiero a lo que recibimos en nuestro proceso de crianza; los ejemplos que hemos tenido a nuestro alrededor, y las experiencias por las cuales hemos ido atravesando. Todo forma parte de quienes somos, de lo que sentimos y hasta de como reaccionamos. Una vez aprendí de un gran maestro espiritual que aquellas actitudes tuyas que te hacen sufrir y te roban felicidad no vinieron contigo de fábrica, y eso quiere decir que de la misma forma que las recogiste en el camino, también las puedes soltar. A veces necesitamos ayuda para reconocerlas y dejarlas ir, pero de que es posible, es posible. Solo así podemos transformar la victimización en responsabilidad por lo que nos toca.

Lo que a veces se hace más difícil es usar esa misma fórmula, la de identificar de donde vienen, con personas a nuestro alrededor cuyo comportamiento nos hiere o nos ha herido. Ellos también tienen su historia, y esa historia los ha formado para bien o para mal. Hace unos días conversaba con una amiga acerca de su relación con su madre. Esta conversación no solo la ayudó a ella a descubrir elementos que no había visto, sino que también me recordó a mí aspectos de mi propia madre que a veces olvido y me llevan a impacientarme con ella.

Comencemos por la relación entre mi amiga y su madre. Ella recuerda que a pesar de que siempre ha sido una buena madre, también fue seca y poco cariñosa. Para esa hija, hay una herida que todavía parece seguir abierta, y esa fue la infligida por la falta de apoyo que recibió de su progenitora cuando quiso estudiar comunicaciones en vez de ciencias. Su padre la apoyó en todo momento, pero la madre siempre se enfocó en la inseguridad económica que representaría el campo de las comunicaciones. Conversando con ella, le hice una pregunta sencilla: “¿y de dónde vino tu madre?” En ese momento esta mujer, hoy una exitosa profesional de las comunicaciones, se fue en un viaje en el tiempo. Recordó como esa madre tuvo pérdidas significativas cuando era joven y tuvo que hacerse cargo de sus hermanos a temprana edad; de la difícil situación económica en la cual se crío; del sueño que tenía de estudiar medicina, el cual fue tronchado ante su necesidad de comenzar a generar ingresos lo más rápido posible.

Recordó también lo creativa que siempre fue su madre, lo buena que era en el diseño y la costura y lo mucho que los disfrutaba. Recordando de donde vino “mami” de repente pudo descubrir que el rechazo a su decisión de estudiar comunicaciones y su aparente falta de validación no tenía nada que ver con ella como hija y todo que ver con el miedo de que su hija experimentara la inseguridad económica que ella había tenido que enfrentar. Además, posiblemente veía sus propias metas realizadas en una hija con una carrera en las ciencias. Eso la tiene que haber decepcionado, pero no por su hija, sino por ella. Y esa mirada al pasado materno también le recordó que compartían una vena de creatividad que en el caso de su madre nunca se manifestó.

La conversación con mi amiga me recordó lo que me dijo mi madre cuando, a mis veintiséis años, le dejé saber que había tomado la decisión de divorciarme de mi primer esposo. Yo pensaba que iba a tratar de convencerme de que no lo hiciera. Después de todo, me iba a convertir en el primer divorcio de la familia. Pero sus palabras fueron: “Tal vez tú estás dando el grito que yo nunca he podido dar.” Sé que no era lo que ella hubiese querido para mí, pero sentí que entendió.

De la misma forma, mi amiga posiblemente ha dado “gritos” y tomado decisiones en su vida que su madre nunca pudo dar o tomar. Y al poner en perspectiva ese pasado materno, puede comenzar a sanar heridas viejas y a practicar el perdón a través de la compasión y la empatía hacia esa madre que tanto la ha amado, aún cuando no siempre ha sabido demostrarlo. Si quieres dar el primer paso en un proceso de perdón, comienza por preguntarte de donde vino esa persona que te hirió. La idea no es justificar lo que hicieron, sino tratar de entender que la gente da lo que puede dentro de sus circunstancias. Bendice, genera compasión, y deja ir. Y ya comenzaste a perdonar.

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Medicina con compasión https://www.behealthpr.com/medicina-con-compasion/ Fri, 01 Oct 2021 21:39:41 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=19093 Estas pasadas dos semanas me han tocado varias visitas con familiares a oficinas médicas y hasta una corta estadía en una sala de emergencia por una subida de presión de mi mamá.  (Todo está bien ahora).  Y me resultó curioso las diferencias en el trato que experimenté en este recorrido, tanto por parte de los …

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Estas pasadas dos semanas me han tocado varias visitas con familiares a oficinas médicas y hasta una corta estadía en una sala de emergencia por una subida de presión de mi mamá.  (Todo está bien ahora).  Y me resultó curioso las diferencias en el trato que experimenté en este recorrido, tanto por parte de los médicos como del personal de las oficinas. La gama fluctuó entre los que parecían estar locos por salir de ti, hasta los que te hacían sentir como familia y te explicaban todo con claridad y hasta cariño.  

Esta experiencia me recordó porqué, hace varios años, desarrollé una charla que titulé “Salud con compasión” para ser ofrecida a médicos y profesionales de la salud en general. Lo cierto es que muy pocos médicos la han escuchado. En la mayoría de las ocasiones, la charla la he ofrecido a grupos de empleados de oficinas médicas y los médicos a veces han estado presentes junto a sus empleados, pero a veces no. No sé si es que no se han percatado de lo mucho que la necesitan. Esto resulta irónico tomando en cuenta como estudios indican que una de las profesiones con más altos niveles de estrés (y esto era pre pandemia), es la profesión médica, dentistas incluidos.  

En ocasiones los encargados de recibir a los pacientes en las oficinas y hospitales ayudan a bajar los niveles de estrés en las oficinas médicas convirtiéndose en una especie de filtro emocional. Pero otras veces pueden convertirse más bien en una pared fría ante la cual el paciente puede sentirse intimidado. Agraciadamente, en mi experiencia, estos son los menos.  Pero de que los hay los hay.  

Y uno entiende el nivel de estrés y las emociones difíciles con las cuales hay que trabajar en las oficinas médicas. Muchos profesionales en estos momentos están sufriendo de “burnout” o quemazón emocional y profesional ante los retos que está representando esta pandemia que se niega a soltarnos. Y a muchas personas se les olvida que estas personas también son seres humanos, con sus propias situaciones personales y emocionales sumadas a la difícil responsabilidad de cuidar por la salud de sus pacientes y tomar las mejores decisiones. 

Por esta razón hoy le hablo a los pacientes, pidiéndoles un poco más de eso, de paciencia, para poder ponerse en la situación de aquellos que los atienden en las oficinas médicas, desde recepcionistas hasta médicos. Pero también le hablo a los médicos y el personal de las oficinas y hospitales.  Es imposible ser empáticos y compasivos si estamos quemados y/o estresados.  Por definición, la empatía es la capacidad de ver a través de los ojos del otro, en este caso el paciente que muchas veces llega con miedos, inseguridades y ansiedad. La persona que está “quemada” es incapaz de reconocer esto y generalmente se proyecta como desconectada, molesta y en ocasiones, hasta un poco ruda. Todo esto es el resultado de no estar “presente” mentalmente con ese paciente; de que su mente está en otras cosas; de que no puede conectarse. Y si no puedes conectarte, no puedes practicar la empatía.  

El gran reto está en reconocer cuando nos estamos sintiendo así, cuando nos tenemos que levantar del escritorio, dar una vuelta, ir al baño o a algún lugar a respirar, a soltar, y bajar revoluciones. Un buen mantra o frase de poder para estos momentos es “Hoy hago la diferencia en la vida de mis pacientes.”  La mente es poderosa y centrarnos para poder seguir adelante, siempre funciona.  

Siempre va a haber días más difíciles que otros y pacientes, médicos, o empleados de oficinas médicas, más retantes que otros.  Pero seguimos viviendo un día a la vez, reconociendo como nos necesitamos todos, y buscando alternativas para regresar al momento presente, respirar y activarnos con esa compasión que siempre está ahí, latente, esperando a que te conectes con ella para dar lo mejor de ti. 

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