En el caso de la ansiedad, esta se caracteriza por causar factores estresantes o amenazantes mucho antes de que ocurran. En el caso de los ataques de pánico, estos se deben a factores externos y que, en buena parte de los casos, ocurren de la nada.

Si llegas a experimentar un ataque de pánico puede que los síntomas físicos sean mucho más severos que los de un episodio de ansiedad al punto que podría ser tu cuerpo el que empieza a controlarse solo y actúa por instinto.

Otra de sus marcadas diferencias es que la ansiedad puede irse acumulando paulatinamente, mientras que si padeces un ataque de pánico esta puede presentarse sin mayores avisos.

En el caso de los ataques de pánico se pueden desencadenar preocupaciones exageradas o temor a desarrollar un nuevo ataque. De hecho, según los psicólogos, puede que este factor incida en tu forma de comportarte al punto que te llevaría a evitar situaciones o lugares que tu subconsciente crea que puedes estar en peligro.

Síntomas de los ataques de pánico

• Sensación de peligro o fatalidad inminente.
• Miedo a perder el control o a la muerte.
• Taquicardia y palpitaciones.
• Sudor.
• Temblores o sacudidas.
• Falta de aliento u opresión en la garganta.
• Escalofríos.
• Sofocos.

Síntomas de los ataques de ansiedad

• Sensación de nerviosismo, agitación o tensión.
• Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe.
• Aumento del ritmo cardíaco.
• Respiración acelerada (hiperventilación)
• Sudoración.
• Temblores.
• Sensación de debilidad o cansancio.
• Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual.

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