Los pacientes diagnosticados con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, enfrentan múltiples desafíos nutricionales que pueden comprometer su calidad de vida y el éxito del tratamiento médico. Entre los problemas más comunes se encuentran la malabsorción de nutrientes, pérdida de peso, desnutrición y deficiencias vitamínicas.
La Lcda. María del Carmen Quintana, nutricionista e investigadora del proyecto DAIN, explica que “una buena nutrición no solo mejora los síntomas, sino que es clave para apoyar el tratamiento y la recuperación”.
La inflamación intestinal característica de la EII puede impedir que el organismo absorba adecuadamente nutrientes esenciales como el calcio, el ácido fólico y la vitamina B12. A esto se suma que algunos medicamentos empleados en el tratamiento pueden interferir con la absorción de dichos nutrientes.
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Además, quienes padecen EII suelen tener requerimientos calóricos más altos, mientras que el apetito y la ingesta suelen disminuir, generando un círculo vicioso que puede conducir a la desnutrición. Entre los síntomas gastrointestinales frecuentes también se reportan diarrea, estreñimiento y episodios de deshidratación.
Frente a este panorama, Quintana propone estrategias nutricionales para mejorar el estado general del paciente. Entre ellas, destaca la importancia de adaptar la textura de los alimentos y optar por comidas pequeñas, pero ricas en nutrientes, que el intestino pueda tolerar mejor.