junio 28, 2025

El intestino-cerebro: Una relación ignorada que podría transformar la psicología

Aunque históricamente las emociones han sido tratadas como un fenómeno puramente mental, la ciencia psicológica actual está rompiendo con esa visión reduccionista: El cuerpo, en especial el sistema digestivo, juega un papel central en cómo sentimos, procesamos y reaccionamos emocionalmente especialmente en pacientes con EII.

Neftalí Jusino Galarza, estudiante doctoral de Psicología Clínica, sostiene que “el intestino es conocido como el segundo cerebro: la comunicación entre ambos es constante, y por eso las emociones pueden alterar la microbiota y reflejarse en el cuerpo”.

Se refiere al eje intestino-cerebro, un sistema de comunicación bidireccional que ha sido objeto de crecientes investigaciones por su implicación en trastornos como la ansiedad, la depresión y el síndrome del intestino irritable. Según Jusino Galarza, cuando una persona atraviesa episodios emocionales intensos —como estrés, angustia o pánico— no solo su mente reacciona, sino también su intestino. Esta interacción no solo agrava los síntomas físicos, sino que perpetúa un ciclo de malestar integral: “Lo que sientes también afecta cómo te sientes físicamente”, explicó.

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Uno de los puntos más críticos señalados por Jusino Galarza es la necesidad de crear conciencia sobre este vínculo poco explorado en la vida cotidiana.

“Las emociones alteran la microbiota y aumentan la vulnerabilidad emocional y física. Ahí viene una manifestación clara de esa conexión entre ambos”, destacó.

Esta vulnerabilidad puede manifestarse en forma de inflamación, alteraciones digestivas, fatiga o incluso una disminución en la calidad del sueño.

Paradójicamente, no todo estrés es perjudicial: El mismo experto aclara que, en su justa medida, el estrés puede ser un motor para la acción. “Nos impulsa a tomar decisiones para llegar a soluciones. Pero cuando llega al umbral de la ansiedad o el pánico, comienza a impactar directamente nuestro intestino”, afirmó. Es en ese punto cuando el estrés deja de ser funcional y se convierte en una amenaza para la salud integral.

El planteamiento del especialista es claro: No se puede hablar de salud emocional sin tomar en cuenta el cuerpo, y especialmente el intestino. En un momento en que los niveles de ansiedad y estrés van en aumento, comprender y atender esta relación podría ser clave para prevenir no solo trastornos psicológicos, sino también físicos.

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