Un nuevo estudio ha evidenciado que las niñas que consumen una alimentación saludable tienen más probabilidades de tener la primera regla a una edad más avanzada.
Comúnmente las niñas suelen entrar en la pubertad entre los 8 y los 13 años y tienen la regla cerca de dos años después de que se empiecen a desarrollar los pechos.
Sin embargo, en algunos casos se han notado un desarrollo antes de esta etapa lo que se conoce como pubertad precoz y que no solo significa una llegada de la menstruación más temprano, sino que trae riesgos para la salud en etapa posteriores de la vida como diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares y cáncer de mama.
Lee aquí: ¿Se puede prevenir la pubertad precoz?
Un primer período temprano es más que un hito. Se vincula con un mayor riesgo de cáncer de mama, enfermedad cardiaca y diabetes más adelante en la vida, dijo la autora del estudio, Holly Harris, epidemióloga del Centro Oncológico Fred Hutch, en Seattle.
Detalles de la investigación
Se realizó un seguimiento a más de 7500 niñas en unidades entre los 9 y 14 años, haciendo un seguimiento estricto a su dieta y validando el momento en el que empezaron a menstruar.
Los investigadores observaron sus dietas utilizando dos índices: uno que mide cómo los alimentos y los nutrientes predicen las enfermedades crónicas, y otro que considera qué tan inflamatoria era una dieta.
Los resultados publicados en la revista Human Reproduction destacaron que las niñas con una dieta más sana tenían un 16 % menos de probabilidades de pesar a menstruar a edades tempranas en comparación con las niñas con dietas más pobres.
Por el contrario, las niñas que tenían una dieta en la que se consumían alimentos inflamatorios reportaron un 15 % más de probabilidades de empezar a menstruar antes del tiempo considerado.
«Comer una dieta saludable en la niñez tardía y la adolescencia temprana se asocia con que las niñas tengan un primer período más tardío en comparación con las que consumen una dieta menos saludable. Es importante destacar que esta asociación no se explicó por el impacto de la dieta en el tamaño corporal», dijo Harris.
Estos hallazgos subrayan la importancia de una alimentación equilibrada en la salud reproductiva, más allá del tamaño corporal y señalan estas edades como un periodo de tiempo importante para reducir el riesgo de enfermedades crónicas que son diagnosticadas en muchos adultos.
«Nuestros hallazgos resaltan la necesidad de que todos los niños y adolescentes tengan acceso a opciones de comidas saludables, y la importancia de que los desayunos y almuerzos escolares se basen en directrices basadas en la evidencia», dijo Harris.
Lee ahora: Pubertad precoz en niños y niñas: identificando los signos tempranos