Decorar el escritorio con plantas, fotos o figuras decorativas no es solo una cuestión estética: puede marcar una diferencia significativa en cómo te sientes y rindes cada día. Según expertos en psicología organizacional, la personalización del espacio de trabajo tiene efectos positivos en la motivación, la creatividad y el bienestar general.
Un estudio de la Universidad de Exeter (Reino Unido) demostró que los empleados que tienen control sobre la disposición y decoración de su entorno laboral son hasta un 32% más productivos que aquellos que no.
“Cuando las personas se sienten cómodas en su espacio, se genera una conexión emocional que mejora el compromiso con sus tareas”, explica el profesor Craig Knight, investigador líder del estudio.
Personalizar no significa llenar el escritorio de objetos innecesarios. Pequeños toques pueden ser suficientes: una planta natural, una lámpara con luz cálida o incluso una libreta con diseño especial. Estos elementos pueden reducir el estrés y aumentar la sensación de control, dos factores clave para mantener la motivación.
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Desde la neurociencia también se ha estudiado el impacto del entorno visual en el estado de ánimo. Un artículo publicado en Journal of Environmental Psychology señala que la exposición a colores agradables y objetos familiares puede activar zonas del cerebro relacionadas con la recompensa.
“Nuestro cerebro responde de forma positiva a entornos que consideramos propios. Incluso un simple cambio como agregar una fotografía familiar puede influir en nuestro ánimo y concentración”, comenta la doctora Sally Augustin, psicóloga ambiental.
En contextos de trabajo híbrido o remoto, esta personalización cobra aún más valor. Para quienes trabajan desde casa, adaptar el escritorio a su estilo personal ayuda a marcar límites mentales entre la vida personal y profesional. “No se trata solo de productividad, sino de salud mental. Sentirse bien en el lugar donde pasas varias horas al día es parte del autocuidado”, afirma Natalia Cárdenas, coach organizacional.
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La clave está en encontrar un equilibrio entre funcionalidad y expresión personal. Organizar los objetos de forma armónica, usar accesorios que te inspiren o poner frases motivadoras cerca de la pantalla puede ser ese pequeño cambio que mejore tu jornada.
Al final, personalizar tu espacio de trabajo es una inversión emocional. Es una forma de recordarte que tú también eres parte fundamental del trabajo que haces. ¿Y tú, ya hiciste de tu escritorio un lugar con alma?