Durante el simposio FEAT, la Dra. Ivonne Iglesias, especialista en gastroenteróloga pediátrica, explicó que las EII se presentan de forma diferente en niños que en adultos. “En adultos, la enfermedad de Crohn suele limitarse al íleon terminal, pero en niños puede afectar tanto el íleon como todo el colon. En el caso de la colitis ulcerosa, en adultos suele afectar el lado izquierdo del colon, mientras que en los niños se presenta con inflamación de todo el colon”, detalló.

Datos locales revelan que en Puerto Rico se han registrado 719 casos pediátricos de enfermedades inflamatorias intestinales. De estos, un aproximado son 169 casos corresponden a colitis ulcerosa, un promedio de 79 a enfermedad de Crohn, y 70 a colitis indeterminada. Esto equivale a una incidencia de 90 casos por cada 100,000 niños, una cifra significativa que pone de relieve la urgencia de atención y seguimiento médico en la población pediátrica.

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A nivel de Estados Unidos, se estima que entre 2.5 a 3 millones de personas padecen alguna forma de EII, y alrededor del 25% son menores de 18 años. Además, entre 11% y 13% de los niños diagnosticados tienen un familiar cercano con la condición, lo que sugiere una predisposición genética importante.

Aunque no se ha identificado una causa única, la comunidad médica explica la Dr. Iglesias, apunta a una combinación de factores genéticos y ambientales.

Por ejemplo: “En niños susceptibles, factores como el estrés, las dietas altas en carnes rojas y procesadas, el uso frecuente de antiinflamatorios y la exposición a ambientes urbanos pueden alterar la microbiota intestinal y detonar el desarrollo de la enfermedad”, explicó la gastroenteróloga pediatra. También destacó factores que parecen tener un efecto protector, como la lactancia materna, la convivencia con mascotas y vivir en ambientes rurales.

El diagnóstico se inicia con una entrevista clínica detallada, en la que se revisan los síntomas, su duración, y si existe historial familiar. Los síntomas del Crohn pediátrico incluyen dolor abdominal, diarrea persistente, pérdida de peso, retraso en el crecimiento, inflamación de articulaciones, problemas perianales y, en adolescentes, retraso en la pubertad. Por su parte, la colitis ulcerosa se manifiesta con diarrea con sangre, urgencia fecal, dolor abdominal, y en ocasiones síntomas generales como fatiga, fiebre nocturna o vómitos.

“El 85% de los niños con enfermedad de Crohn presenta algún grado de alteración en su crecimiento, y en aproximadamente la mitad de ellos ese puede ser el primer signo clínico”, añadió la Dra. Iglesias. Esta característica es clave para un diagnóstico temprano.

Pruebas y diagnósticos

Las pruebas diagnósticas incluyen análisis de sangre (como hemograma completo, proteína C reactiva y perfil metabólico), estudios de heces para detectar marcadores inflamatorios, así como endoscopía y estudios de imagen para evaluar el estado del tracto digestivo.

Finalmente, la Dra. Ivonne indica que: «El aumento de casos de EII en la infancia enfatiza en la necesidad de fortalecer los sistemas de detección temprana, mejorar el acceso a especialistas y educar a las familias sobre los signos de alerta».

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