En Puerto Rico, más de 52 mil personas han sido diagnosticadas con VIH o SIDA desde que comenzó la epidemia. A pesar de los avances médicos y las campañas de prevención, los datos actualizados al 31 de mayo de 2025 siguen recordándonos algo claro: el VIH continúa siendo un reto importante para la salud pública y una realidad diaria para miles de personas en la isla.
Según el informe más reciente del Departamento de Salud, hasta esa fecha se habían registrado 12,628 casos de VIH sin progresión a SIDA y 26,118 casos de SIDA. En total, 52,598 personas viven —o vivieron— con un diagnóstico que va mucho más allá de una cifra. Detrás de cada número hay historias de lucha, resiliencia y búsqueda de dignidad.
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¿Dónde y a quiénes afecta más?
Las regiones con mayor cantidad de casos activos de VIH son San Juan (2,255), Caguas (1,087), el Área Metro (1,050) y Ponce (838). En cuanto al SIDA, también San Juan encabeza la lista (1,985 casos), seguido de Ponce (1,255) y Caguas (1,098).
Los diagnósticos se concentran principalmente en personas entre los 25 y 44 años, un grupo que representa más del 66% de los casos. Además, el 75% de los diagnósticos corresponde a hombres, aunque el impacto entre mujeres sigue siendo importante y no debe pasarse por alto.
¿Cómo se transmite? Rompiendo mitos y prejuicios
En adultos, los modos de transmisión más comunes han sido el uso de drogas inyectables (40%) y el contacto sexual heterosexual (29%). El contacto sexual entre hombres representa un 23% de los casos. Entre los niños, el 91% adquirió el virus de forma perinatal, es decir, durante el embarazo, el parto o la lactancia.
Estos datos muestran por qué es crucial hablar de educación sexual integral, programas de reducción de daños y atención especializada a madres seropositivas. Hablar con claridad salva vidas y derriba prejuicios.
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De enfermedad mortal a vida con dignidad
Aunque la mortalidad acumulada alcanza un 61%, con más de 31 mil muertes desde el inicio de la epidemia, hoy vivir con VIH no es una sentencia. Gracias al acceso a terapias antirretrovirales y al seguimiento médico adecuado, la letalidad ha disminuido notablemente: del 92% en diagnósticos anteriores a 1985, a solo un 4% en los casos registrados en 2025.
Esta transformación en el pronóstico no solo refleja los avances médicos, sino también el poder de una red de apoyo y del cuidado continuo.
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Mucho más que un diagnóstico
Cada persona con VIH tiene una historia que merece ser escuchada. No son estadísticas ni etiquetas. Son seres humanos que enfrentan no solo el virus, sino también el peso del estigma y la discriminación.
El silencio, la desinformación y el rechazo social siguen siendo tan dañinos como el propio virus. Por eso, hablar del VIH con empatía es una tarea urgente.
Una responsabilidad colectiva
Hoy, las personas con VIH pueden vivir vidas plenas, saludables y llenas de propósito. Pero para que eso sea una realidad para todos, es necesario un compromiso común: eliminar el estigma, garantizar el acceso equitativo a la salud y educar con compasión.
Porque el VIH no solo es un tema de salud pública. Es una cuestión de derechos humanos. Y es tarea de todos reconocerlo y actuar en consecuencia.
