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Desenmascarando la guerra contra las drogas

En entrevista con BeHealth, la Dra. Carmen Albizu, Catedrática de la Escuela Graduada de Salud Pública del RCM, difundió información clave sobre la raíz de los determinantes sociales de la salud en la prevención y tratamiento de trastornos de uso de drogas ilegales.

“Nuestro objetivo con esta presentación es dar a conocer que la guerra contra las  drogas  ya  llevan más  de  medio  siglo  imperando a  todos”, expresó la Dra. Albizu.

La Dra. Carmen Albizu resalta que la cultura de nuestros países se han acostumbrado a  percibir el uso de ciertas como un serio, crítico, de maldad, de personas que no tienen voluntad para controlar el uso.

Por ello, urge empezar a desenmascarar lo que verdaderamente generó esta  criminalización en  el  año 71. Durante la presidencia de Richard Nixon, murieron y se destruyeron familias y comunidades a causa de la utilización excesiva de estas sustancias.

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“Las personas que desarrollan un uso problemático de estas sustancias, no tienen acceso a tratamiento efectivo para  manejarlo. Terminan presos y Estados Unidos, y tiene como consecuencia 25 % de la población global en instituciones  penales,  siendo  solo  el  5 %  de  la  población  mundial”, resaltó la Dra. Albizu.

La causa de todo esto se genera cuando el presidente Nixon identifica que los dos grupos de oposición política más grande del país será el Movimiento Antiguerra de Vietnam, que  se  asociaba mucho con la gente hippie, y además de eso el Movimiento de Derechos  Civiles para las personas afrodescendientes.

En una entrevista que se le hace a su asesor de Asuntos Domésticos, John Ehrlichman, en  el  2016, el periodista le pregunta sobre la guerra contra las drogas y le contesta que nunca se determinó que había que guerrillar contra las drogas por cuestiones de salud, sino porque era la única forma que podían reprimir estos grupos opositores.

Al criminalizar el uso de la marihuana y de la heroína demonizaban estas personas en la prensa para poder encarcelarlos y se llegó a una sobre representación de personas afrodescendientes en las prisiones y cárceles de Estados Unidos, siendo el 12 % de la población del país,  constituye casi una tercera parte de toda la población  penal», reveló la Dra. Carmen Albizu.

Entonces, la mayoría de los arrestos que se ocurren en Estados Unidos en términos de drogas, corresponden a personas que poseen una droga lo cual resulta en un 80 % de los arrestos.

“Eso  tiene  que  acabar  porque  esas  razones  obviamente  ilegítimas  no  justificadas  y  no  podría  pensar  que  hasta  genocida  de  un  presidente  que  entiende  que  para  él  mantenerse  en  el  poder  tiene  que  encarcelar  mintiéndole  a  la  población  y  generando  una  norma  social  que  existe  hoy  día  donde  todavía  no.”, manifestó la Dra. Albizu.

Al momento, todos los  problemas  de  drogas  del  país  se  están  trabajando  bajo  esas  percepciones  de  que  esto  es  un  problema  de  gente  que  no  tiene  voluntad  y  no  tiene  control.  De manera  que  hemos  demonizado  a  los  usuarios  de  droga.

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Esto ha influido  en  que  el  tratamiento  que  funciona  para,  por  ejemplo,  el  trastorno  de consumo de opioide  solamente  esté  disponible  como  para  un  8 %  a  10 %  de  la  población  en  Puerto  Rico  y  un  12%  de  la  población  en  Estados  Unidos.

Todas  las  enfermedades  crónicas,  que  como  son  los  trastornos  de  uso  de  drogas,  que  se  manejan  con  medicamentos.

“No importa  la  condición  que  sea  asma  e  hipertensión,  un  trastorno  de  uso  de opioide,  la  adherencia  es  similar  en  toda  condición  crónica,  Es  decir,  que se debe cumplir  con  las  recomendaciones  médicas,  asistir  a  citas,  tomar  las  medicinas indicadas por un profesional de la salud.”, manifestó la Dra. Albizu.

Los resultados  de  estos  medicamentos  que  lo  que  hacen  es  evitar  que  la  heroína   o  el  opioide  que  estés  usando  afecte  tu  cerebro  y  tengas  entonces  todos  los  síntomas  de  dependencia.

Es decir,   llegan  esas  moléculas  al  cerebro  y  no  se  pueden  pegar al cerebro,  porque los medicamentos  bloquean  el  acceso  a  los  receptores,  por  ende  la  persona  entonces  es  funcional.

Lo  más  importante  es  que  una  persona  pueda  ser  funcional,  que  no  tenga  que  estar  pendiente  todo  el  tiempo  de  cómo  consigo  dinero  para  poder  inyectarme,  porque  si  no  me  inyecto,  me  doy  una  retirada,  estoy  dos  o  tres  semanas  bien enfermo.», enfatizó la Dra. Carmen Albizu.

 

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