junio 13, 2025

El precio de no ser aceptado: salud mental en crisis entre jóvenes LGBTQ+

Aunque ser parte de la comunidad LGBTQ+ no está vinculado por sí mismo a padecimientos mentales, múltiples estudios y organizaciones especializadas advierten que los jóvenes que se identifican con esta población enfrentan un riesgo elevado de desarrollar condiciones como depresión, ansiedad e incluso ideas suicidas, debido al rechazo, la discriminación y la violencia.

Uno de los informes más recientes del Trevor Project, que encuestó a más de 18.000 jóvenes LGBTQ+ entre 13 y 24 años, reveló que el 66 % reportó síntomas de ansiedad, el 53 % síntomas de depresión y casi el 40 % había considerado seriamente el suicidio en el último año. De ese grupo, uno de cada diez intentó quitarse la vida. Detrás de estas cifras se esconden múltiples factores de riesgo, muchos de ellos evitables.

Especialistas en salud mental advierten que el “estrés de ser LGBTQ+” —producto del estigma social— es un detonante importante en el deterioro emocional de los jóvenes. Temor a ser rechazados, acoso escolar, exclusión social, imposibilidad de expresarse con libertad o ser nombrados adecuadamente, son experiencias comunes que impactan profundamente su bienestar.

Además, muchos jóvenes LGBTQ+ aún crecen en entornos familiares que no aceptan su identidad, lo que los deja sin una red básica de contención emocional. La falta de apoyo en la escuela o la imposibilidad de acceder a servicios de salud mental sensibles a su realidad, empeoran este panorama.

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“No se trata de que ser LGBTQ+ cause un trastorno mental, sino de vivir en un entorno hostil o indiferente que debilita su salud emocional”, explicó la psicóloga clínica Emma Woodward, del Child Mind Institute.

Factores de protección que salvan vidas

Frente a este panorama, los especialistas coinciden: el amor, el respeto y la validación son los pilares más poderosos para proteger la salud mental de estos jóvenes. Tener el respaldo incondicional de sus familias reduce a la mitad el riesgo de suicidio, según el Trevor Project.

Otros factores protectores incluyen el acceso a profesionales de salud aliados, escuelas con políticas inclusivas, uso respetuoso de nombres y pronombres, redes de apoyo en la comunidad, y modelos LGBTQ+ positivos en medios de comunicación.

“El simple hecho de que un joven sepa que puede contar con un adulto comprensivo, sea un padre, maestro o mentor; puede marcar la diferencia entre la esperanza y la desesperación”, enfatizó durante una investigación Woodward.

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El rol de los padres y cuidadores

Los expertos aconsejan a las familias crear un ambiente seguro en casa donde los menores puedan ser quienes son, sin temor a represalias o juicios. También es clave abogar por ellos en las escuelas, garantizar que tengan acceso a atención médica afirmativa y mantener una comunicación abierta, especialmente sobre los riesgos que pueden encontrar en redes sociales.

Aunque el contexto actual, como por ejemplo el político, ha generado retrocesos en derechos y seguridad para esta población, el apoyo cercano y consistente de adultos responsables puede ser determinante para que los jóvenes LGBTQ+ no solo sobrevivan, sino prosperen.

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