Para la Lcda. Michelle Carrillo, especialista en nutrición y dietética, ser madre y profesional de la salud es una bendición y una gran responsabilidad.
Ambos roles la llenan, la retan y le enseñan todos los días y señala que la clave para estar presente y apoyar a su hijo y a sus pacientes es la organización.
“Cada día busco dar lo mejor de mí en ambos roles, aunque no siempre es fácil, sé que vale la pena”.
La maternidad, más que un punto de cambio específico en su vida profesional, ha transformado su forma de ejercer la profesión. Hoy entiende mejor los ritmos de otras mujeres, los días cargados de responsabilidades, las ganas de cuidarse y hacerlo bien, aun cuando no se tiene todo el tiempo.
«La maternidad en general ha hecho que mi enfoque como nutricionista sea más realista y compasivo. Sé lo que es tener mil cosas en la cabeza y aun así querer hacer las cosas bien».
A otras mujeres que sueñan con ser madres sin dejar de crecer profesionalmente, les dice algo con experiencia y amor: “Sí, se puede. La maternidad no te detiene, te transforma”.
Disfrutando su faceta como mamá
Una de sus anécdotas más bonitas ocurrió durante una consulta virtual, cuando su hijo, de apenas un año y cinco meses, entró con una fruta en la mano como si también quisiera hablar de nutrición.
“Me dio risa, me dio ternura… y me reafirmó que estoy sembrando algo bonito”, recordó con emoción.
Desde ese gesto sencillo, pero lleno de significado, esta madre profesional celebra todos los días el amor, el aprendizaje y la convicción de que el bienestar empieza en casa, pero se extiende a cada vida que toca con su vocación.
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