junio 19, 2025

Síndrome de la hija mayor: cómo la crianza puede marcar la salud mental desde la infancia

Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada siete adolescentes en el mundo padece un trastorno de salud mental, siendo la ansiedad y la depresión los más comunes. Aunque estos problemas tienen múltiples causas, los expertos señalan que los roles asignados dentro de la familia influyen profundamente en el bienestar emocional desde la infancia. En este contexto, empieza a ganar visibilidad el llamado “síndrome de la hija mayor”, un fenómeno psicológico que, aunque no figura en los manuales clínicos, representa una realidad cotidiana para muchas niñas en todo el mundo.

Este síndrome describe el conjunto de comportamientos que suelen adoptar las hijas primogénitas cuando asumen responsabilidades que no corresponden a su edad: tareas domésticas, apoyo emocional a los padres o cuidado de hermanos menores. Todo ello bajo una exigencia implícita —y a veces explícita— de ser un modelo a seguir.

Lea: Qué pueden hacer las empresas contra el síndrome del impostor en el ámbito laboral

“Suelen ser niñas perfeccionistas, hiperresponsables y muy conscientes de las expectativas ajenas. Esto genera una carga emocional que puede pasar desapercibida, pero tiene efectos duraderos en su salud mental”, afirma Alba María García, neuropsicóloga clínica en el Center Psicológica de Madrid.

El fenómeno no solo responde a dinámicas familiares, sino también a patrones culturales profundamente arraigados. “Muchas veces, los padres reproducen inconscientemente roles tradicionales, donde la hija mayor es vista como una extensión del rol materno”, explica la psicóloga, quien advierte que este patrón puede comenzar tan temprano como a los cinco años, cuando se espera que las niñas ayuden a cuidar, organizar y, en algunos casos, mediar emocionalmente en el hogar.

Las consecuencias pueden ser silenciosas pero significativas: baja autoestima, ansiedad crónica, fatiga emocional, e incluso dificultad para establecer límites en la vida adulta. Algunas de estas niñas crecen con el síndrome del impostor, sintiendo que nunca es suficiente lo que hacen, que no se les permite fallar.

Para evitarlo, especialistas recomiendan una distribución equitativa de responsabilidades en el hogar, validación emocional constante y, sobre todo, permitir que las niñas sean simplemente eso: niñas.

“No se trata de quitarles la oportunidad de madurar, sino de asegurar que ese crecimiento ocurra de forma saludable, sin cargas que no les pertenecen”, concluye García.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Comenta

spot_img

Articulos relacionados

Las más Recientes