Hablar de Emanuel «Sunshine» Logroño es hablar de una voz única en el arte puertorriqueño. Es un multifacético artista que se ha desempeñado como comediante, libretista, actor, director, músico, productor y cronista social. Con más de cinco décadas ininterrumpidas de trabajo, Sunshine ha sido testigo, narrador y protagonista de la evolución del entretenimiento en Puerto Rico.
«En los medios no es que uno esté un ratito y se vaya. Terminas un proyecto, ya estás arrancando el próximo. Y si el que estás haciendo no funciona, ya tienes otro caminando.», expresó.
Desde sus inicios en la radio universitaria hasta sus complejas producciones cinematográficas, Sunshine ha dejado una marca en cada medio. Su primer paso en la radio fue casi accidental, pero revelador: un técnico lo dejó a cargo de los controles por unos minutos, y al regresar encontró el programa grabado.
“Ahí empezó todo. Me ofrecieron un turno suicida los domingos a medianoche, y yo lo cogí. Después me fueron subiendo de turno hasta que llegó el Sunshine Super Show, y así fue subiendo”, recordó.
Sus personajes
Su primer personaje fue «Eleuterio Quiñones«, quien debido a su ideología política causó revuelo durante la campaña electoral del año 2000.
Para Sunshine su mayor desafío fue crear a alguien que pensara opuestamente a él, por lo que tuvo que estudiar mucho para fortalecer su vocabulario.
“Tú puedes hacer un personaje que grite y sea maltratante o puedes maltratar sutilmente. Yo podía hacer una acción que decía qué crítica hay en eso y luego decir: oye verdad”, puntualizó.
Y así ha sido su carrera: siempre creando, siempre impactando. Pero con personajes como el Hermano Emmanuel, la crítica le costó.
«Puedo darme golpes en el pecho y decir que, por primera vez, la Iglesia católica, la evangélica y los cristianos se unieron… ¡Por mí! Hasta el cardenal y Milton Picón se unieron hasta que Me cancelaron el programa por eso», afirmó.
A pesar de la controversia, nunca dejó de usar el humor como vehículo de crítica social. Con «Los Rayos Gamma«, una compañía especializada en sátira política siguió abordando temas duros desde la comedia.
“La gente se reía del sketch del Dr. Rodas e Igor… hasta que se enteraban que era real. Rodas experimentó con puertorriqueños, les inyectaba células cancerosas Cuando decíamos que era cierto, el público se congelaba. Ese es el poder de la sátira.”, afirmó.
Para Sunshine, la comedia nunca ha sido inocente ni superficial. Es herramienta, bisturí y espejo.
“No aspiro a transformar la sociedad, pero sí a despertar conciencia. Y si se puede hacer desde la risa, mejor”, EXPRESÓ.
Su personaje más reciente es el que caracteriza al actual presidente de Estados Unidos, Trump y, aunque mucha gente lo justifica, Sunshine evidencia las injusticias que se ejercen desde su poder.
Aunque siempre está trabajando y no es amante de los viajes, en ocasiones abre espacio también para desconectarse.
«Juego pickleball. Me desconecta por completo. Antes jugaba tenis, pero ahora es pickleball. Vi hasta a Luis Fortuño sudado jugando«, afirmó entre risas.
Incluso cuando viaja, lo hace para trabajar. «No me vas a ver turisteando. Para eso está el Discovery Channel. Prefiero trabajar en un crucero que irme de vacaciones sin hacer nada.”
La creatividad para Sunshine no descansa. De las noticias, de conversaciones, de la vida misma saca inspiración.
“Todo lo que me divierte termina siendo trabajo. Por eso nunca dejo de crear”, afirmó.
Su versatilidad lo ha llevado también al cine, en donde su historia más brillante es “Chona, la puerca asesina”.
“Chona es el Godzilla boricua. La primera fue grabada con una cerda real en un cuarto verde. En la segunda, usamos CGI y efectos al nivel de Hollywood. Caminó por Atorrey, tuvo un propósito. Cuando la gente la vio encontrándose con el Tren Urbano, aplaudía”, expresó entre risas.
Su estudio se llama “Manteca Recording”, y su colección de lechoncitos, de todo el mundo, lo delata: Sunshine es un artista que no olvida sus raíces.
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El amor por el arte
Aunque se ha mantenido firme en todas sus facetas, el teatro siempre lo llama. Recientemente, regresó a las tablas junto a Johanna Rosaly en “Los diarios de Adán y Eva”.
“Dije que no volvería a hacer teatro. Estuve 20 años sin hacerlo, pero Johanna me convenció. Es business: en dos horas, sabíamos toda la obra. Me encantaría hacer algo con Marian Pabón ahora. Nunca hemos hecho teatro juntos”, expresó.
Sunshine no solo se ha mantenido vigente: ha evolucionado con el tiempo sin perder autenticidad. Sabe reírse de sí mismo, de lo que duele, y también de lo que incomoda. Su obra es un mapa emocional y político de Puerto Rico contado desde la risa, la ironía y la verdad.
“Si yo me divierto trabajando, ¿cómo no lo voy a seguir haciendo?”, afirmó.
Es un amante de la guitarra y la música clásica que anhela seguir perfeccionando su oficio, sea cuál sea.