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Estrategias para mejorar la calidad de vida en familias con EII

Es una realidad para todos que el bienestar emocional es un componente crucial en nuestras vidas, especialmente al enfrentarnos a condiciones médicas como las enfermedades inflamatorias del intestino. La Dra. Karen Martínez, Catedrática y Directora de Psiquiatría en RCM, y psiquiatra de niños, nos guía en entrevista exclusiva con BeHealth a través de la compleja intersección entre el estrés y estas enfermedades, centrándose en el impacto particular en la salud mental de los niños y sus familias.

La especialista comenzó desglosando la definición del estrés desde una perspectiva psicológica y señala que «es necesario comprender qué entendemos por recursos en este contexto y cómo influyen en nuestra capacidad para hacer frente a los desafíos que surgen». Aquí, los recursos no se limitan a lo tangible, como el dinero y el tiempo, sino que se extienden a los aspectos psicológicos, desempeñando un papel fundamental al enfrentarnos a condiciones crónicas de salud como las enfermedades inflamatorias del intestino.

Al hablar sobre la experiencia de enfrentar una condición crónica, la Dra. Martínez destacó que «al enfrentarnos a una condición crónica de salud, como las enfermedades inflamatorias del intestino, nos encontramos con eventos extremadamente estresantes, como citas médicas, emergencias y la constante incertidumbre sobre el curso de la enfermedad».

Esta carga se torna particularmente desafiante para los padres, quienes deben equilibrar las demandas laborales con las preocupaciones por la salud de sus seres queridos.

En esta línea, la «curva de estrés» emerge como un concepto central, donde se explora la naturaleza del estrés positivo y negativo. La Dra. Martínez explica que «este tipo de estrés ocurre cuando tenemos múltiples responsabilidades que requieren nuestra atención, lo que nos hace más alerta, enfocados y capaces de abordar las tareas de manera efectiva».

Sin embargo, al cruzar hacia el estrés negativo, nos encontramos con la fatiga y emociones como la ansiedad, el enojo o la tristeza. Aquí, el riesgo de agotamiento se incrementa, activando el sistema nervioso simpático en un intento de enfrentar o huir.

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Estresores y enfermedades inflamatorias del intestino

En el contexto de enfermedades inflamatorias del intestino, la Dra. Martínez destaca cómo los estresores crónicos pueden desregular este sistema, comprometiendo la capacidad para hacer frente a las demandas diarias. Ella enfatiza: «La capacidad del sistema nervioso para regularse se ve comprometida, lo que puede afectar negativamente nuestra capacidad para hacer frente a las demandas diarias».

Asimismo, aunque algunos puedan cuestionar la posibilidad de que los niños experimenten estrés, la Dra. Martínez subrayó que «los niños, al igual que los adultos, pueden llegar a un punto en el que estas emociones sean abrumadoras y requieran apoyo emocional».

Por tanto, es crucial estar atentos a señales como ansiedad, irritabilidad y cambios en el comportamiento, especialmente en niños más pequeños que pueden manifestar su malestar a través de rabietas y cambios en sus hábitos.

Resulta que la falta de un vocabulario completo para expresar emociones puede llevar a manifestaciones físicas, como dolores de barriga, que sirven como una forma de atraer atención y cuidado.

«Es crucial estar atentos a estas manifestaciones y brindar el apoyo necesario, tanto a nivel emocional como físico, para ayudar a los niños a gestionar el estrés asociado con condiciones de salud crónicas», enfatizó.

En el contexto de Puerto Rico, marcado por eventos estresantes como huracanes, terremotos y la pandemia, la Dra. Martínez contextualiza la realidad de los últimos seis años: «Aunque no podemos controlar eventos como huracanes o terremotos, sí tenemos control sobre cómo manejamos el estrés resultante y cómo nos adaptamos a un entorno en constante cambio».

La responsabilidad de tener un hijo con una enfermedad crónica agrega otra capa de complejidad. De esta manera, la galena destaca la importancia de reflexionar sobre el estilo de vida y adoptar estrategias para mejorar el bienestar. «Es fundamental examinar el lenguaje que utilizamos tanto hacia nosotros mismos como hacia nuestros hijos e hijas cuando enfrentamos situaciones estresantes», sugirió.

Gestión del estrés en enfermedades inflamatorias del intestino

La Dra. Martínez aborda la conexión evidente entre el estrés y la respuesta inflamatoria, señalando la importancia de mantener bajos los niveles de cortisol para evitar complicaciones en la salud.

«Es esencial abordar tanto la respuesta inmediata al estrés como las condiciones crónicas, buscando estrategias para manejar de manera efectiva el estrés continuo y promover un estilo de vida que favorezca la salud física y mental a largo plazo».

La constante activación del sistema de alarma, representado por el aumento en la hormona del estrés cortisol, puede desencadenar respuestas inflamatorias. La Dra. Martínez destaca la conexión entre el microbioma y el estrés, resaltando la importancia de un enfoque integral para el bienestar.

En el contexto pediátrico, la Dra. Martínez propone un plan de acción que incluye el manejo del estrés durante episodios de exacerbación de la condición. Además, enfatiza la importancia de evaluar la exposición a los medios de comunicación y fomentar el apoyo social.

«Fomentar vínculos familiares fuertes, asegurándonos de que nuestra familia esté unida en apoyo al paciente». Además, destaca el papel beneficioso de las mascotas en situaciones donde la paz y el bienestar son fundamentales.

Recuerda, en este viaje hacia la resiliencia, el reconocimiento de la interconexión entre el estrés, la salud mental y la calidad de vida subraya la importancia de abordar no solo los aspectos físicos de la enfermedad, sino también las dimensiones emocionales y psicológicas asociadas.

Lee más: ¿Cuáles son los tratamientos para la enfermedad inflamatoria intestinal y cuál es el adecuado para mí?

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