La dermatitis atópica (DA) se ha convertido en un desafío constante en el área de la salud, pero con más insistencia en pacientes y cuidadores. Aproximadamente el 20% de los niños en el mundial viven con esta enfermedad crónicas y sus secuelas en la piel.
La enfermedad puede comenzar a aparecer desde los primeros meses de vida, e incluso llegar hasta la adultez, en etapas leve, moderada o severa, que pueden desencadenarse por condiciones hereditarias, estrés y factores ambientales, con mayor manifestación en codos, rodillas y otras áreas de la parte superior.
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BeHealth conversó con la Dra. Myrangelisse Ríos, psiquiatra pediátrica y expresidente de la Asociación Puertorriqueña de Psiquiatras de Niños y Adolescentes.
«Cualquier condición crónica, como la dermatitis atópica, afecta la salud mental, y numerosos estudios destacan su impacto negativo en la ansiedad», explicó Ríos.
Algunos de los síntomas frecuentes:
- Picazón intenso
- Sensación de quemazón
- Malestar general
- Ansiedad
- Cambios de ánimo
- Irritabilidad
- Insomnio
Lo anterior, puede complicar la salud emocional del niño y desarrollar mayores problemas de salud mental como ansiedad, agravando la dermatitis atópica. Además, la psiquiatra le suma a los factores de la DA: problemas económicos, familiares y salud.
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Reconocer tempranamente los indicadores y síntomas de alerta, como el aislamiento social, el ausentismo escolar, y el bullying, es crucial para mitigar las consecuencias psicológicas de esta enfermedad.
Finalmente, estudios realizados en Estados Unidos y Europa indican que los cuidadores de adolescentes con dermatitis atópica pueden dedicar entre 9 y 12 horas al cuidado diario de los pacientes. Además, el 36% de los cuidadores de niños entre 5 y 16 años informan sufrir de ansiedad y depresión como resultado del estrés relacionado con la atención continua que la condición requiere.