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Bienestar General

¿Conoces la verdadera importancia de la protección solar?

Proteger la piel de los rayos del sol es un hábito saludable y fundamental. Lo escuchamos a menudo, en todas partes, desde el Caribe hasta las Antillas.

Los dermatólogos, sobre todo, insisten en la importancia de una buena protección solar, instándonos no solo a exponernos con prudencia al sol, sino también a adoptar estrategias eficaces para evitar el riesgo de daños en la piel.

La importancia de la protección solar

Una exposición al sol poco consciente y sin las debidas precauciones puede causar diversos daños, directos, como deshidratación, enrojecimiento, quemaduras y eritemas, y también indirectos, al dañar el sistema natural de la piel desde dentro. Por lo tanto, además de los daños térmicos, existe el riesgo de que se produzcan daños energéticos que provocan reacciones de envejecimiento: envejecimiento prematuro, aparición de arrugas, decoloración, mecanismos de degeneración hasta formas tumorales como el melanoma.

Eritema solar, ¿qué es?

Las quemaduras y el eritema solar son los efectos agudos más conocidos de la exposición excesiva y no progresiva a la radiación UV. Las quemaduras solares consisten en la aparición de un enrojecimiento típico de la piel, a menudo acompañado de ardor e hinchazón de la zona afectada.

Envejecimiento de la piel

El envejecimiento de la piel se manifiesta con la aparición precoz y marcada de manchas y otras lesiones cutáneas, el aumento del grosor, la sequedad, la aspereza y la reducción de la elasticidad, especialmente en las zonas más expuestas al sol, como la cara, el cuello y las manos.

La principal causa del aumento de la incidencia de los melanomas en los últimos cincuenta años está relacionada con la progresiva disminución de la capa de ozono en la atmósfera y los hábitos incorrectos de exposición al sol. Una exposición adecuada y no prolongada al sol, utilizando la protección adecuada, es de suma importancia para detener este aumento.

La importancia de la prevención
En los últimos 30 años, no solo ha aumentado el número de casos de melanoma, sino que también ha disminuido la edad media de aparición del propio melanoma. Lo más probable es que el aumento de la incidencia registrado sea también atribuible a una exposición solar excesiva e incorrecta.

Dado que la exposición al sol y el bronceado artificial son los únicos factores modificables entre los factores de riesgo de cáncer (ciertamente no se puede hacer nada con respecto a la predisposición genética y el fototipo), está claro que una protección solar adecuada es indispensable, especialmente en el caso de las personas sensibles o de los niños, cuya piel es más fina que la de los adultos y capaz de «memorizar» los daños.

Los expertos, con razón, insisten en la prevención. Un estudio estadounidense publicado en la revista Jama Dermatology documentó una reducción del 27% de los casos de melanoma en personas de riesgo que utilizaban regularmente protección solar.

Hábitos saludables

Las quemaduras solares no deben considerarse como una mancha momentánea trivial, sino como la antesala de un daño cutáneo profundo. La protección solar debe convertirse cada vez más en un hábito. La protección y la prevención son de suma importancia para mantener una piel sana. Hay que evitar las exposiciones crónicas al sol, pero aún más las exposiciones violentas e intermitentes que no permiten al organismo acostumbrarse y activar sus defensas.

La prevención tiene como objetivo evitar la exposición excesiva al sol y se centra en la adopción de estilos de vida y comportamientos saludables:

  • Evita la exposición al sol durante las horas de mayor intensidad de luz (de 11 a 16 horas)
  • Elige el protector solar más adecuado para su tipo de piel
  • Aplica el producto uniformemente antes de la exposición
  • No descuides ciertas partes del cuerpo como el dorso de las manos, los pies y los pabellones auriculares
  • Renueva la aplicación cada 2 horas
  • Utiliza la protección aunque esté nublado porque la radiación UV sigue estando presente
  • Utiliza sombreros y gafas con filtros UV
  • No expongas a los niños menores de 3 años a la luz solar directa
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