La cantante estadounidense Lady Gaga ha vuelto a estar en el centro del debate público tras el estreno de su nuevo video musical “Disease”. El material, descrito como inquietante y provocador, incluye referencias explícitas al sadomasoquismo y al gore, generando reacciones divididas y abriendo espacio para discusiones sobre salud mental, emocional y sexual.
La propuesta visual, cargada de dramatismo y simbolismo oscuro, ha sido interpretada por algunos especialistas como una representación del dolor psicológico, la dependencia emocional y los vínculos afectivos disfuncionales. El título mismo, “Disease” (enfermedad), ha sido objeto de análisis por lo que podría sugerir sobre la patologización de ciertos estados emocionales o relaciones humanas.
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En redes sociales, miles de usuarios han compartido reflexiones sobre cómo el video toca temas sensibles como la autolesión, el control corporal, el trauma y la sexualidad no convencional. Para algunos, la obra actúa como una denuncia o una forma de visibilización de problemáticas invisibilizadas en torno a la salud mental; para otros, representa una glorificación de prácticas extremas que podrían ser malinterpretadas sin el contexto adecuado.
Expertos en psicología y sexualidad consultados por medios internacionales han señalado que, aunque el arte tiene el poder de provocar e incomodar, también debe ser acompañado por conversaciones informadas.
“El video puede abrir puertas a diálogos sobre prácticas sexuales consensuadas como el BDSM, pero también sobre los límites entre el erotismo y el sufrimiento psicológico no resuelto”, opinó la terapeuta sexual Marcia Green en una entrevista reciente en la BBC.
Lady Gaga, quien ha hablado abiertamente en el pasado sobre sus propias luchas con la salud mental y el trauma, no ha emitido comentarios públicos sobre el significado del video. Sin embargo, su historial artístico sugiere una intención de provocar reflexión en torno a temas tabúes.
La pieza audiovisual ha superado los cinco millones de visualizaciones en menos de 24 horas y se mantiene entre las principales tendencias en plataformas como YouTube y X (antes Twitter), donde proliferan análisis y críticas tanto desde el ámbito artístico como desde el enfoque de salud pública.