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Estrategias para afrontar la esquizofrenia

La esquizofrenia es un trastorno mental que afecta aproximadamente al 1% de la población mundial y se caracteriza principalmente por los delirios, las alucinaciones, y los cambios en el comportamiento y la percepción. Al comienzo de los síntomas, el individuo es apático, con mayor vulnerabilidad al estrés y a la desilusión.

Esta forma de reconocer el mundo que le rodea hace que el paciente cambie cada vez más su comportamiento, pero sin que esto le quede claro. También se producen alucinaciones auditivas, a menudo con voces imperativas o incluso destructivas. Comienza a creer que es parte de una trama, sus ideas se confunden, y la gente que le rodea se da cuenta de que algo está mal, aunque no siempre saben cómo actuar de una manera que realmente le ayude.

Así, no solo sufre la persona esquizofrénica, sino también los que viven con él, especialmente sus familiares. Culpa, cansancio, impotencia, ansiedad, vergüenza, miedo, negación, agotamiento y abuso del alcohol son algunos de los sentimientos y comportamientos que pueden impregnar la vida de estas personas si no reciben la orientación adecuada.

Todo esto puede agravar aún más la situación del paciente, ya que tiende a depender de otras personas, que son las que viven más directamente con él.

Ayuda a través del diálogo

Los grupos de apoyo a familiares y pacientes son muy útiles en estos casos porque proporcionan intercambio de información. Ayudan a la gente a percibir el trastorno de una manera realista, reconociendo que, estando bien, y no poniendo la enfermedad como el centro de su vida, son mayores las posibilidades de que todos se beneficien.

Informar, reflexionar y reevaluar situaciones y actitudes son a menudo ejercicios que deben considerarse. Dialogar francamente, evitar las hospitalizaciones (excepto en casos de brotes o crisis agudas), no minimizar los propios temores y alucinaciones, fomentar la independencia y la socialización, no esperar o cargar con objetivos poco realistas, y garantizar el tratamiento con drogas y psicoterapia son igualmente importantes.

Aprendiendo a reconocer las limitaciones de la esquizofrenia

Los miembros de la familia y los amigos también deben recordar que, aunque existen varias líneas de tratamiento para estas personas, la esquizofrenia no tiene cura; el empeoramiento de los síntomas no siempre está directamente relacionado con los esfuerzos de las personas cercanas; y que, cuando se trata, la persona no presenta riesgos para la sociedad y puede, en muchos casos, desarrollar actividades normalmente.

Es un error pensar que las personas con esquizofrenia no pueden vivir bien entre su familia y amigos. El apoyo de los miembros de la familia, su psicoeducación y evitar los prejuicios que tienen de quienes los rodean son vitales para afrontar la esquizofrenia.

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