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Diabetes

Nefropatía diabética: causas, síntomas, diagnóstico y tratamientos

Cuando las personas con diabetes sufren de un control deficiente de la glucosa en sangre, se produce la nefropatía diabética, entre otras cosas. Esta puede ser una de las complicaciones crónicas de la diabetes. Asimismo, la nefropatía diabética es la principal causa de trasplante de riñón en el mundo occidental. La patología antes mencionada ataca la capacidad de los riñones para llevar a cabo su función principal, que es la de eliminar las toxinas y el exceso de líquidos del organismo. También es necesario llevar un estilo de vida saludable y seguir un tratamiento adecuado para la diabetes y la hipertensión arterial.

En el marco de la iniciativa llevada a cabo por BeHealth re realizó una entrevista al doctor endocrinólogo Rafael González, quien compartió algunos aspectos importantes a tener en cuenta sobre la nefropatía en los pacientes diabéticos.

Causas de la nefropatía diabética

“Existen dos tipos de complicaciones: las macrovasculares. que son generalmente infartos, problema del corazón, pero también problemas en los vasos sanguíneos de las arterias de las piernas -lo que se llama la enfermedad arterial periférica- y también enfermedad cerebrovascular”.

Según refiere el galeno, la nefropatía diabética forma parte de las complicaciones microvasculares en la diabetes. Entre las que se encuentran también la retinopatía y la neuropatía diabética.

“Y es que la hiperglicemia y la hipertensión que muchas veces acompaña a esos pacientes diabéticos hace que esos vasos pequeños se vayan dañando”. Esto, según explica, a su vez crea cambios a nivel del riñón que aumentan su presión y, por tanto, hay más filtración.

Esto causa daños en la unidad del riñón llamada glomérulo que es la que se encarga de filtrar. Esto comienza entonces a progresar partiendo desde las evidencias de proteínas en la orina y posteriormente afectando la función renal.

Por otro lado, el doctor plantea que también se ha evidenciado que el azúcar alta causa cambios en la utilización de energía en el riñón. “Esto se llama estrés oxidativo”. Dicho estrés hace que no llegue correctamente los nutrientes al riñón. “A la larga, ese riñón se inflama y crea fibras que hace que este pierda su función”.

La nefropatía se ve entre un 25 y un 30% de los pacientes diabéticos y va a depender de muchos factores de riesgo”.

En este sentido, el especialista resalta que el control del azúcar o control glucémico es importante. Adicional a ello, el control de la presión y otros factores de riesgos como la obesidad o fumar.

“También se ha evidenciado que nosotros como latinos tenemos un mayor riesgo al igual que los afroamericanos e indios americanos”, agregó.

Principales síntomas

“A diferencia de una retinopatía que podría mostrar síntomas como pérdida de visión o disminución en la visión; o una neuropatía que da mucho dolor quizás en las piernas, adormecimiento de los pies o de las manos, la nefropatía diabética muchas veces es asintomática”.

Esto, resalta el galeno, es uno de los mayores problemas pues el paciente no está consciente de que tiene la condición. Por otro lado, “en pacientes que tienen una disminución renal entre 30 y 60 – estadio 3- solamente el 10% de los pacientes está consciente de que esa función está disminuyendo”.

Y es que las manifestaciones principales, según explica, son la disminución en la filtración del riñón y exceso de proteína en orina, signos que por lo general no son percibidos. “Aunque sí puede pasar, por ejemplo, que el paciente diabético note quizás la orina más espumosa”.

De ahí la importancia de que se verifique esa proteína regularmente, por lo menos una vez al año y se hagan pruebas de proteína en la orina porque la mayoría de los pacientes asintomáticos.

“Es un diagnóstico clínico qué debemos hacer en ese paciente diabético”.

Diagnóstico

“Nosotros medimos dos cosas. La primera es la filtración del riñón, que lo hacemos a través de una prueba de sangre donde medimos creatinina y se estima cuánto ese riñón está filtrando por minuto”, precisó el entrevistado.

En este caso, lo normal es más de 90 y, cuando esa filtración empieza a disminuir, especialmente menos de 60 se entiende que hay una disminución significativa en esa filtración del riñón.

La otra manifestación principal es la albúmina en la orina, que es una proteína que votamos en la orina y “se supone que no la eliminamos en orina, pero en el paciente diabético se ve un aumento”.

Para ello, existen dos formas de hacerla: mediante una colección de orina 24 horas y contabilizar en ese tiempo cuánta proteína hay; adicionalmente se puede realizar una aproximación con una muestra sencilla donde se mide albúmina y creatinina “y se hace una aproximación de cuánto estamos eliminando”.

Esta situación, plantea el endocrinólogo, debe estar presente por los menos durante tres meses porque a veces puede haber cambios transitorios como infecciones de orina, problemas de la presión o descontrol de azúcar.

“Pero si esto permanece por lo menos tres meses, ya sea una disminución en la filtración del riñón o proteína en orina ya podemos diagnosticar una nefropatía diabética en ese paciente”.

Etapas de la enfermedad

“Hay distintas etapas en la nefropatía diabética, la enfermedad crónica del riñón se divide en estadios”. En este sentido, en el estadio 1 tenemos una filtración por encima de 90 pero con alguna evidencia de fallo renal como proteínas; entre 60 y 90 es estadio 2; entre 30 y 60 es un estadio 3 y cuando es más baja de 30 estamos hablando de un estadio 5. que ya sería un estadio terminal”.

Por otro lado, también se analiza la proteína. Un estadio normal sería menos de 30 en 24 horas. Sin embargo, si está entre 30 y 300 se conoce como albuminuria moderadamente aumentada; y si está de más de 300 ya se conoce como albuminuria severamente aumentada.

“Cuando ya tenemos proteína en la orina usualmente incorporamos ciertos tratamientos en ese paciente diabético. Vamos a estar más atentos al control glucémico y del azúcar para evitar que siga progresando”, especificó el entrevistado.

Según el galeno, hay dos cosas esenciales en estos pacientes: el control de la glucosa en sangre y el control de la presión.

En el control del azúcar usamos varios medicamentos para intentar llevar la hemoglobina glucosilada -que es un promedio del azúcar en los últimos tres meses- por lo menos a menos del 7%.

“Se sabe que, por cada porciento que yo baje de hemoglobina glucosilada, por ejemplo, si está en 8% y lo bajamos a un 7%, cada porciento puede disminuir hasta un 37% el riesgo de complicaciones microvasculares. Por ende, se trata de un impacto bien significativo”.

Adicionalmente, existen fármacos como los inhibidores de co-transporte de sodio y glucosa tipo 2 que, más allá de ayudar con el control del azúcar también pueden proteger el riñón e incluso disminuir la proteína en orina, disminuir el paso de estos pacientes a estadios más severos.

Dentro del control de la presión, “los fármacos principales que usamos son los bloqueantes del receptor de angiotensina o los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, medicamentos que actúan a nivel del riñón”.

Estos, se ha evidenciado que disminuyen la hiperfiltración del riñón, la proteína en la orina y el progreso del paciente a etapas más severas.

La importancia del diagnóstico temprano

“Dependiendo del tipo de diabetes que sea uno va a empezar a evaluar a estos pacientes más temprano o más tarde. Por ejemplo, en el paciente diabético tipo 1 (usualmente más joven) normalmente cuando se le empieza a hacer los exámenes de orina y de sangre a los 5 años del diagnóstico. En el paciente diabético tipo 2, que es el 95% de los pacientes, desde el diagnóstico tenemos que hacerle pruebas de orina porque se entiende que muchas veces estos pacientes que ya se diagnostican en la adultez llevan 5 o 10 años desarrollando azúcares altas”, precisó.

Si realizamos el diagnóstico de forma temprana podemos ser bien agresivos en cuanto al manejo de la presión o del azúcar y evitar factores de riesgos.

La pandemia de la diabetes

“La diabetes es la causa más común de enfermedad crónica del riñón en Estados Unidos en el mundo”, resaltó el especialista. Y, de hecho, según plantea, entre los pacientes que llegan a diálisis, la mitad -por lo menos en Estados Unidos- son diabéticos.

“Es triste que no están común que el paciente diabético llegue a diálisis porque lamentablemente mueren antes de complicaciones cardíacas; muchas veces vemos que no llegan a esos últimos niveles de diálisis, pero es porque mueren antes”, aseveró.

Y es que el paciente con enfermedad renal tiene un mayor riesgo de padecer enfermedad cardíaca. Por ende, debemos identificar de forma temprana y recibir el tratamiento con los medicamentos adecuados y necesarios para que el paciente no desarrolle enfermedad cardíaca y tampoco a estadios más avanzados.

“La epidemia de la diabetes está saliéndose de control, de nuestras manos.  En Estados Unidos ya van por más del 10%; acá en Puerto Rico estamos entre el 16 o el 17%. Y hablamos entonces de un porcentaje bien grande de paciente que muchas veces ni siquiera saben que tienen enfermedad renal”.

Para evitar esto, las recomendaciones son llevar una vida saludable, realizar ejercicio físico, consumir una dieta baja en carbohidratos. “Y si desarrollamos diabetes, tenemos que hacer todo lo posible por cambiar esos estilos de vida, buscar una evaluación médica y tener esas pruebas al día”. Es importante entonces cada dos años hacer los exámenes de orina para diagnosticar a tiempo.

“Este es un buen mes para evaluar cómo está el control del azúcar y el control de la diabetes; si hemos estado descontrolados, buscar esa solución con nuestros médicos y hacer todo lo posible por llevar el control. La diabetes no es una condición fácil, es una condición que conlleva mucho sacrificio, pero vale la pena”, finalizó el doctor.

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