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Academia Estadounidense de Pediatría emite nuevas pautas para tratar a niños obesos

La Academia Estadounidense de Pediatría emitió una actualización en sus primeras pautas nuevas de los últimos 15 años que buscan evaluar y tratar de forma adecuada y oportuna a niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad.

El objetivo: tratar al niño en su totalidad

Para lograr la publicación, el Subcomité de Obesidad de la AAP recopiló, analizó y sintetizó información de casi 400 estudios. 

«Ahora tenemos más información que nunca que respalda que la obesidad es una enfermedad crónica y compleja que requiere un enfoque integral del niño», dice Sarah Hampl, MD, una de las dos autoras principales de las pautas. «Y muchos niños no la superarán con la edad, por lo que es importante identificar temprano a los niños con obesidad y ofrecerles tratamientos basados ​​en la evidencia».

Las nuevas pautas, no se limitan a un tratamiento de sobrepeso y obesidad a base de dieta y restricciones por parte de los padres, sino que busca tratar a los infantes desde diferentes campos de la salud, ofreciéndoles por ejemplo, apoyo nutricional, especialistas en actividad física, terapia conductual, medicamentos para adolescentes de 12 años en adelante y cirugía para adolescentes con obesidad severa, de acuerdo a las necesidades y estado de salud de cada uno.

La recomendaciones de las pautas, pide además a los pediatras considerar las circunstancias individuales de cada niño: teniendo en cuenta su situación de vida o su acceso a alimentos saludables antes de iniciar cualquier tratamiento.

“Como pediatras, deberíamos ayudar a guiarlos, ya sea a recursos locales para alimentos saludables o apoyo para un niño que está siendo acosado”, dice Hampl.

Además, le pide a los propios pediatras examinar sus propios prejuicios. Les pide que reconozcan la miríada de factores genéticos y ambientales que contribuyen a la obesidad y traten a los niños y sus padres con respeto y sensibilidad buscando acabar con la estigmatización que, en algunos casos se da incluso desde los profesionales de la salud.

Obesidad infantil

Para niños entre los 2 y los 18 años, la obesidad se define como tener un IMC igual o superior al percentil 95 para la edad y el sexo del niño. 

De acuerdo con Web MD, “las tasas de obesidad pediátrica se han más que triplicado desde la década de 1960, del 5 % a casi el 20 %”.

Los CDC publicaron gráficos de crecimiento actualizados para tener en cuenta cuántos niños y adolescentes en la actualidad presentan obesidad severa, mucho más allá del percentil 95. Para 2018, más de 4,5 millones de niños se calificaron, pero las listas anteriores no fueron lo suficientemente altas.

Los resultados preocupan a la parte clínica, ya que si los aumentos continúan, se estima que el 57 % de los niños de 2 a 19 años tendrán obesidad cuando alcancen una edad promedio de 35 años.

“Se trata de mucho más que lo que comemos y bebemos o cuán físicamente activos somos”, dice Hampl.

La obesidad no se trata solo de factores nutricionales, sino que involucra otros factores de riesgo como: genética, socioeconomía, raza y origen étnico, políticas gubernamentales, entorno, vecindario y escuela del niño, entre muchos otros aspectos, que incluso se han visto más afectados con la pandemia.

Ahora, se debe actuar con prontitud

El último conjunto de pautas, publicadas en 2007, pedía a los pediatras monitorear a los niños con obesidad a través de una «espera vigilante», brindando la oportunidad de superar sus kilos de más antes de ser tratados, sin embargo, no resultó ser efectivo.

“El riesgo de observar y esperar, según mi experiencia, es que un niño con 10 libras de sobrepeso un año después podría tener 30 libras de sobrepeso”, dice Fishman. “Eso es mucho más difícil de abordar”.

Por el contrario, las nuevas pautas, enfatizan en la urgencia de tratar a los niños con sobrepeso y obesidad tan pronto como se diagnostican «al nivel más alto de intensidad apropiado y disponible para el niño».

Señalan también, que se debe guiar a los niños y sus familias a adoptar hábitos de vida más saludables con el fin de reducir algunos de los problemas de salud relacionados con el peso que también han aumentado en las últimas décadas. 

Por ejemplo, las tasas de diabetes en niños y adolescentes se dispararon entre 2001 y 2017,  y para la diabetes tipo 2 se registró un aumentó asombroso de un 95%.

“Ahora entendemos las consecuencias de la obesidad no tratada, especialmente la obesidad severa”, dice Mary Ellen Vajravelu, MD, médica y científica del Centro de Investigación Pediátrica en Obesidad y Metabolismo en Pittsburgh. “Eso incluye diabetes tipo 2, enfermedad del hígado graso, presión arterial alta, colesterol alto. Es importante tratar la obesidad en la infancia para evitar las complicaciones que estamos viendo en los adultos jóvenes”.

¿Qué recomiendan las pautas?

En casos en los que los hijos son obesos, los padres insisten en la necesidad de perder peso, pero la presión de los padres agrega otra capa de malos sentimientos. Por esto, la AAP desaconseja poner a un niño a dieta o restringir su acceso a los alimentos sin ayuda profesional.

Las pautas recomiendan a los pediatras:

  • Tratar la obesidad como una enfermedad crónica . Eso requiere estrategias de atención a largo plazo y monitoreo continuo.
  • Implementar un modelo conocido como “hogar médico”. Se necesita tratamiento más allá de la sala de examen para dar forma a los cambios de comportamiento y estilo de vida. Los pediatras deben establecer alianzas con las familias a su cargo y servir como coordinadores de atención, trabajando con un equipo que puede incluir especialistas en tratamiento de la obesidad, dietistas, psicólogos, enfermeras, especialistas en ejercicio y trabajadores sociales.
  • Use un estilo de consejería centrado en el paciente llamado entrevista motivacional. En lugar de que un médico prescriba cambios para que la familia de un niño los descubra, el proceso guía a las familias a identificar qué comportamientos ajustar en función de sus propias prioridades y objetivos, lo que podría significar reducir el consumo de bebidas azucaradas o caminar juntos después de la cena. Las investigaciones han demostrado que se necesitan menos de 5 horas de entrevistas motivacionales con un pediatra o dietista para ayudar a reducir el IMC.
  • Opte por un enfoque llamado tratamiento intensivo de comportamiento de salud y estilo de vida  (IHBLT, por sus siglas en inglés) siempre que sea posible. Como su nombre indica, es un tratamiento intenso que requiere al menos 26 horas de orientación familiar cara a cara sobre nutrición y ejercicio durante un período de 3 a 12 meses. Más sesiones producen mayores reducciones en el IMC, con 52 horas o más durante la misma duración que tienen el mayor impacto. Lamentablemente, este programa de tratamiento no está disponible en todas partes y, para muchas familias, las demandas financieras y de tiempo lo ponen fuera del alcance.
  • Ofrecer medicamentos para bajar de peso aprobados  a adolescentes  de 12 años o más que tengan obesidad. Los medicamentos siempre deben usarse junto con terapias de nutrición y ejercicio.
  • Remitir a los adolescentes de 13 años en adelante con obesidad severa para una posible cirugía de pérdida de peso. Esa derivación debe ser a un centro quirúrgico con experiencia en el trabajo con adolescentes y sus familias, donde el adolescente se sometería a un proceso de evaluación exhaustivo.

Con información WebMD

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