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Interruptor del miedo: Clave para frenar trastornos de ansiedad

En momentos de amenaza o estrés, el cerebro humano despliega una respuesta de miedo instintiva y adaptativa, preparando al cuerpo para la acción. Sin embargo, cuando la ansiedad aguda o eventos traumáticos se convierten en miedo generalizado y persistente, pueden surgir trastornos de ansiedad incapacitantes como el trastorno de estrés postraumático (TEPT). 

Un estudio liderado por Nicholas Spitzer y Hui-Quan Li de la Universidad de California en San Diego, publicado en la revista Science, ha arrojado luz sobre los cambios neuroquímicos y neuronales que subyacen a esta transformación del miedo saludable al patológico. Este estudio, respaldado en parte por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), identificó cambios en los neurotransmisores del cerebro y en los circuitos neuronales relacionados con el miedo generalizado. 

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Los investigadores encontraron que el estrés agudo induce un cambio de neurotransmisores excitatorios a inhibidores en ciertas neuronas del tronco encefálico, desencadenando así una respuesta de miedo generalizado. Además, descubrieron que los tratamientos con el antidepresivo fluoxetina pueden prevenir este cambio neuroquímico y la subsiguiente expresión del miedo generalizado en ratones. 

Los hallazgos también revelaron que este cambio persiste durante un tiempo prolongado después de un evento estresante, sugiriendo que los tratamientos tempranos podrían ser más efectivos en prevenir trastornos de ansiedad. Estos resultados abren la puerta a nuevas estrategias de tratamiento para revertir los cambios de miedo en el cerebro y abordar trastornos de ansiedad como el TEPT, una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo.

Tipos de estrés

Según la American Psychological Association, el estrés presenta una variedad de formas y manifestaciones que pueden complicar su manejo. Se distinguen tres tipos principales: el estrés agudo, el estrés agudo episódico y el estrés crónico. Es fundamental comprender las diferencias entre estos tipos de estrés para abordar adecuadamente sus síntomas y prevenir posibles trastornos de ansiedad.

  • Estrés agudo: El estrés agudo es una reacción común del cuerpo frente a demandas y presiones del entorno, tanto del pasado reciente como del futuro cercano. Aunque en pequeñas dosis puede resultar estimulante y emocionante, cuando se vuelve excesivo puede resultar agotador. 

Por ejemplo, una situación estresante como una competencia deportiva o una presentación importante en el trabajo puede generar una respuesta de estrés agudo. Los síntomas típicos incluyen una combinación de emociones como el enojo, la irritabilidad y la ansiedad, así como manifestaciones físicas como dolores de cabeza, tensión muscular, problemas estomacales y aceleración del ritmo cardíaco. 

  • Estrés agudo episódico: Por otra parte, están aquellas personas que tienen estrés agudo con frecuencia, cuyas vidas son tan desordenadas que son estudios de caos y crisis. Siempre están apuradas, pero siempre llegan tarde. Si algo puede salir mal, les sale mal. 

Los síntomas del estrés agudo episódico son los síntomas de una sobre agitación prolongada: dolores de cabeza tensos y persistentes, migrañas, hipertensión, dolor en el pecho y enfermedad cardíaca. Tratar el estrés agudo episódico requiere la intervención en varios niveles, que por lo general requiere ayuda profesional, la cual puede tomar varios meses.

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  • Estrés crónico: El estrés crónico mata a través del suicidio, la violencia, el ataque al corazón, la apoplejía e incluso el cáncer. Las personas se desgastan hasta llegar a una crisis nerviosa final y fatal. Debido a que los recursos físicos y mentales se ven consumidos por el desgaste a largo plazo, los síntomas de estrés crónico son difíciles de tratar y pueden requerir tratamiento médico y de conducta y manejo del estrés.
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