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Bienestar General

Vitamina D: los beneficios que vienen del sol para la salud humana

Mucho se habla de los beneficios de la vitamina D para el cuerpo humano. Sin embargo, aún existen muchas dudas de sus bondades para la salud del cuerpo humano. Por eso, si quieres informarte al respecto, a continuación te dejamos una guía completa de dónde encontrarla y cómo sacarle el máximo provecho.

La ciencia médica ha clasificado a la vitamina D como una de las principales aliadas de la salud debido a que contribuye a que el organismo absorba, de manera más eficaz, el calcio, el fósforo y otros minerales indispensables para garantizar la salud.

La ciencia lo dice

De hecho, este nutriente trae múltiples beneficios para el sistema óseo, muscular y nervioso. Es más, hasta fortalece el sistema inmunológico, que permite que seas más resistente a virus, bacterias y algunas enfermedades que andan por el aire.

Otra de las incógnitas más frecuentes sobre la vitamina D es dónde encontrarla. Pues bien, con que salgas a tomar el sol, usando protector solar, consumas alimentos ricos en este nutriente como huevos, pescado graso y alimentos fortificados como la leche y los cereales, podrás aportarle a tu organismo las dosis necesarias para no sufrir un déficit del mismo.

Beneficios adicionales

Entre sus múltiples ayudas para el cuerpo humano, la vitamina D se consagra en una importante aliada de la salud cerebral. Sin embargo, existen poblaciones, como las afroamericanas, que suelen tener reducidos los niveles de esta vitamina debido a que su piel es más oscura y requieren de una exposición al sol más duradera.

Varios expertos han evidenciado que la vitamina D también contribuye con la cicatrización. De hecho, quienes tienen menos presencia de ese nutriente en sus organismos tardan más en sanar y, por lo general, desarrollan queloides, que es cuando se genera una protuberancia en el área afectada. 

Por lo general, los reumatólogos le recomiendan a los pacientes diagnosticados con osteoporosis que salgan constantemente a recibir el sol, con la debida protección, debido a que se ha demostrado que quienes no tienen los niveles necesarios de vitamina D tienen repercusiones mayores en los huesos. De hecho, contribuye a que estos no estén tan porosos, que es uno de los difíciles síntomas de esa enfermedad reumática.

Sin embargo, las dosis de vitamina D también contribuyen con el control de otras raras enfermedades autoinmunes y reumatológicas como la osteomalacia y el raquitismo, que afectan en principal medida a las articulaciones y las extremidades inferiores.

La vitamina D, igualmente, es aliada de los deportistas que, comúnmente, sufren de dolores musculares. Sin embargo, es recomendable que, desde tempranas edades, las personas reciban dosis de sol e ingieran los alimentos que contengan este nutriente, para evitar molestias en los músculos. 

Inclusive, varias investigaciones, que siguen en evaluación, han demostrado que la vitamina D contribuye con el control de la difícil sintomatología de varios tipos de diabetes como el 1 y 2. Es más, si tienes problemas de presión arterial y algunas enfermedades del corazón también podrías recibir una ayudita por parte del sol.

Uno de los miedos más comunes de las madres gestantes es que, en algunos casos, su leche materna no contiene los suficientes niveles de vitamina D para brindársela a sus hijos mediante la lactancia. Por ello, es recomendable asistir periódicamente al médico para que te prescriba suplementos u otros métodos que no solo te brinden este nutriente a ti, sino también a tu criatura. 

En fin, son un sinfín de beneficios que la vitamina D trae para el cuerpo humano. Como resumen: si tienes alguna enfermedad del intestino, te sometiste a cirugías como el bypass gástrico, tienes sobrepeso u obesidad, o tienes otras anomalías, no te descuides, sal a tomar el sol y sigue una dieta rica en este importantísimo nutriente.

¿Cuánta vitamina D necesito?

Bebés hasta los 12 meses: 10 mcg (400 UI)

Niños de 1 a 13 años: 15 mcg (600 UI)

Adolescentes de 14 a 18 años: 15 mcg (600 UI)

Adultos de 19 a 70 años: 15 mcg (600 UI)

Adultos mayores de 71 años: 20 mcg (800 UI)

Mujeres y adolescentes embarazadas o en período de lactancia: 15 mcg (600 UI)

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