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Artritis reumatoide

Calidad del sueño y artritis reumatoide: impacto en la calidad de vida

Recientemente, la Dra. Amarilis Pérez de Jesús, reumatóloga, presentó un artículo en la Revista Colombiana de Reumatología donde abordó la artritis reumatoide (AR) y su relación con el sueño.

La doctora precisó que esta condición es un proceso crónico, autoinmune, sistémico e inflamatorio que afecta las articulaciones, especialmente en las manos y los pies.

«La AR afecta aproximadamente al 1% de la población y es más común en mujeres. Tiene un compromiso sistémico, afectando a otros órganos, como los pulmones, la piel, los ojos y el corazón. Los pacientes con AR presentarán dolor, hinchazón en las articulaciones, fatiga, rigidez y, en algunos casos, fiebre. Aunque la causa aún se desconoce, sabemos que hay factores ambientales y genéticos involucrados en el proceso de la enfermedad. Los trastornos del sueño, la depresión y la actividad de la enfermedad contribuyen a la fatiga asociada con la AR».

Según precisó en el artículo científico, la AR presenta una amplia gama de síntomas, incluida la fatiga, que es una de las quejas principales. La fatiga es la percepción personal de un cansancio extremo o agotamiento que no está asociado con un grado específico de actividad ni se alivia con el descanso, y que interfiere con las actividades diarias.

«La fatiga es una queja manifestada por el 40% o más de los pacientes con AR, y podría estar relacionada con el proceso inflamatorio, la depresión o alteraciones en los patrones de sueño. Más del 50% de los pacientes con AR presentan trastornos del sueño, entre 2 y 3 veces más que la prevalencia de trastornos del sueño en la población general. Estas alteraciones en los patrones de sueño contribuyen a síntomas persistentes como la fatiga, el empeoramiento de los procesos inflamatorios y un aumento del dolor en las articulaciones».

Los trastornos del sueño en la artritis reumatoide

El sueño es un proceso biológico complejo que es necesario para que el cuerpo restaure la función normal, realice la consolidación de la memoria y el mantenimiento del sistema inmunológico. El sueño se divide en etapas llamadas movimiento rápido de los ojos (REM) y no movimiento rápido de los ojos (no REM), donde la fase REM es cuando ocurre la mayor parte del sueño con sueños y la fase no REM es cuando ocurre el sueño profundo. Estas fases ocurren de manera repetitiva a lo largo de la noche, con el cerebro ciclando entre 2 y 5 veces.

«Cuando hablamos de trastornos del sueño (o trastornos del sueño-vigilia), debemos tener en cuenta que existen diez grupos de trastornos del sueño según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V). Algunos de los más comunes incluyen el insomnio, la apnea del sueño, las parasomnias, la narcolepsia, los trastornos del ritmo circadiano sueño-vigilia y el síndrome de piernas inquietas».

Existe una relación inversa entre el sueño y el sistema inmunológico, donde los cambios en el sueño afectan el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico y la disfunción inmunológica, a su vez, puede alterar los patrones de sueño. Por lo tanto, es razonable suponer que habría una mayor prevalencia de estos trastornos en pacientes con artritis reumatoide (AR), especialmente teniendo en cuenta el papel que desempeñan las citoquinas como el TNF en la regulación del sueño.

En los Estados Unidos, entre el 30% y el 40% de los adultos reportarán síntomas relacionados con el insomnio al menos una vez en cualquier año calendario. Con una prevalencia del 10%, el insomnio se caracteriza por la insatisfacción con la cantidad o calidad del sueño, con problemas para iniciar o mantener el sueño, lo que lleva a problemas en el funcionamiento normal en el trabajo y en entornos sociales, entre otras áreas de la vida del paciente. Un estudio estima que hasta el 70% de los pacientes con AR informan una mala calidad del sueño causada por el insomnio.

En pacientes con artritis reumatoide (AR) se observa una mayor prevalencia de trastornos del sueño, especialmente apnea obstructiva del sueño (AOS) y síndrome de piernas inquietas (SPI). La AOS se caracteriza por interrupciones en la respiración debido a obstrucciones en las vías respiratorias superiores, mientras que el SPI provoca la necesidad de mover las piernas debido a sensaciones desagradables. Estos trastornos pueden empeorar los síntomas y afectar la calidad de vida en pacientes con AR. Además, los pacientes con AOS han demostrado tener niveles elevados de citoquinas proinflamatorias, lo que puede contribuir al aumento del dolor en la AR. Es importante abordar y tratar adecuadamente estos trastornos del sueño para mejorar la calidad de vida de los pacientes con AR.

Influencia de los patrones de sueño alterados en la actividad de la enfermedad

Un buen y reparador sueño es importante para el aprendizaje, la memoria, el estado de ánimo y la estabilidad psicológica. En el caso de las enfermedades reumáticas, un sueño adecuado es importante para promover el proceso de curación de los tejidos, regular el sistema inmunológico y la reparación celular. El sueño es una compleja regulación de influencias hormonales y neuromoduladoras que ayudan en el proceso regenerativo.

«Los pacientes con artritis reumatoide (AR) reportan un sueño deficiente, múltiples despertares durante la noche, dificultad para conciliar el sueño, síndrome de piernas inquietas, fatiga y somnolencia diurna. Cuando se evalúan con polisomnografía, la mayoría de estos pacientes muestran una arquitectura de sueño normal, pero con mayor tiempo de vigilia y reducción del sueño».

Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI)

Usando el cuestionario del Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI) que evalúa la calidad del sueño, los pacientes con artritis reumatoide han mostrado una mala calidad del sueño en comparación con la población general. Esta mala calidad del sueño se traduce en un aumento del dolor y la fatiga.

Alrededor del 72% de los pacientes con enfermedades reumáticas reportan patrones de sueño pobres e inquietos. Algunos de ellos reportan trastornos del sueño como el síndrome de piernas inquietas o síntomas de apnea del sueño (sequedad en la boca, ronquidos, etc.).

No hay duda de que los patrones de sueño alterados contribuyen al empeoramiento de las manifestaciones clínicas de esta enfermedad.

Tratamiento

El tratamiento estándar para pacientes con artritis reumatoide (AR) incluye el uso de medicamentos como AINE, esteroides orales, DMARD y agentes biológicos para alcanzar la remisión de la enfermedad. Sin embargo, el manejo de trastornos del sueño en estos pacientes puede ser más complejo. Las estrategias para abordar el insomnio incluyen reducir la cafeína, evitar siestas prolongadas y tratar el dolor. Se pueden utilizar diferentes enfoques como terapia cognitivo-conductual, medicamentos como las benzodiacepinas o antidepresivos, y la melatonina para mejorar el sueño.

El sueño y la AR tienen una relación bidireccional, donde los trastornos del sueño pueden afectar la gravedad de los síntomas de la AR y viceversa. Los trastornos del sueño pueden aumentar el riesgo de AR al desregular el sistema inmunitario y aumentar la inflamación. Por lo tanto, es esencial que los médicos reconozcan y aborden los trastornos del sueño para mejorar la calidad de vida y los resultados de salud de los pacientes.

Evaluar la calidad del sueño debe ser parte integral de la evaluación clínica de los pacientes con AR, junto con el manejo del dolor y otros síntomas. Se pueden utilizar diversas herramientas de evaluación del sueño, como la polisomnografía y el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI). Además, se debe considerar la derivación a terapia psiquiátrica y terapia cognitivo-conductual para tratar adecuadamente el insomnio, la ansiedad y la depresión en estos pacientes.

En definitiva, abordar los trastornos del sueño en pacientes con AR puede tener un impacto positivo en su calidad de vida y su bienestar psicosocial, mejorando así los resultados generales de salud y la percepción de la enfermedad.

En su estudio, la especialista concluyó que los pacientes deben ser sometidos a una exploración completa de los patrones de sueño, utilizando cuestionarios estandarizados, criterios de diagnóstico para cada trastorno y estudios clínicos como estudios de polisomnografía.

«El manejo de los trastornos del sueño debe ser una parte integral del tratamiento de los pacientes con artritis reumatoide. Un mal sueño conduce a una mayor fatiga y depresión, por lo que este problema debe abordarse en cada paciente con AR para asegurarles una mejor calidad de vida. Los trastornos del sueño deben ser tratados según su respectiva patología para disminuir el impacto negativo que esto puede tener en la actividad de la enfermedad de la AR».

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