Please ensure Javascript is enabled for purposes of website accessibility
Bienestar General

Cirrosis: ¿qué es?

La cirrosis es una enfermedad caracterizada por la sustitución progresiva del tejido hepático sano por nódulos y tejido fibroso (fibrosis) que deterioran gradualmente la función hepática. Es una enfermedad grave y progresiva.

La cirrosis suele ser el resultado de un daño hepático crónico, por ejemplo, debido al consumo excesivo de alcohol o a una infección por un virus (hepatitis B o C).

Esta inflamación o daño persistente, que causa pocos o ningún síntoma por mucho tiempo, eventualmente lleva a una cirrosis irreversible, que destruye las células del hígado. De hecho, la cirrosis es la etapa avanzada de algunas enfermedades hepáticas crónicas.

¿Cuáles son las causas de la cirrosis?

La cirrosis es causada por la cicatrización del tejido hepático debido a años de daño hepático repetido. Cada vez que se daña, este órgano trata de repararse a sí mismo, formando cicatrices. La acumulación de cicatrices limita su función.

Entre las posibles causas de los daños hepáticos figuran el abuso del alcohol, la hepatitis B y C, la esteatosis hepática no alcohólica, los problemas de los conductos biliares, la acumulación de hierro en el cuerpo o de cobre en el hígado, las enfermedades hepáticas autoinmunes, la fibrosis quística, la esquistosomiasis y los trastornos hereditarios del metabolismo del azúcar.

En algunos casos hay más causas concomitantes que conducen a la cirrosis, mientras que en el 20% de los casos no hay una causa obvia y hablamos de cirrosis criptogénica.

¿Cuáles son los síntomas de la cirrosis?

A menudo los síntomas de la cirrosis no aparecen hasta que el daño del órgano es muy extenso. Incluyen fatiga, hemorragias y moretones frecuentes, picazón, ictericia, acumulación de líquido en el abdomen (ascitis), pérdida de apetito y de peso, náuseas e hinchazón de las piernas.

¿Cómo prevenir la cirrosis?

Es importante reducir el riesgo de cirrosis:

  • Limitar el consumo de alcohol
  • Seguir una dieta saludable
  • Mantener el peso en la norma
  • Reducir el riesgo de contraer hepatitis B o C con sexo protegido

Diagnóstico

Las pruebas que se pueden realizar para confirmar el diagnóstico incluyen:

  • Análisis de sangre para determinar los niveles de bilirrubina y de enzimas hepáticas, pero también los índices de síntesis hepática como la albúmina, las plaquetas y el tiempo de protrombina.
  • Ecografía
  • elastografía
  • TC
  • Resonancia magnética
  • biopsias de tejido hepático

Tratamientos

El tratamiento más adecuado varía según la causa de la cirrosis. El objetivo final siempre es retrasar la progresión de la curación y al mismo tiempo prevenir la aparición de cualquier complicación o reducir sus síntomas.
En las primeras etapas, las opciones de tratamiento incluyen:

  • Tratamiento del alcoholismo
  • Pérdida de peso (en el caso de esteatosis hepática no alcohólica)
  • Tomar medicamentos para tratar la hepatitis u otras enfermedades subyacentes a la cirrosis
  • Tomar medicamentos o suplementos para reducir los síntomas de la cirrosis
  • Dieta adecuada para contrarrestar la acumulación de líquido
  • Tomar antihipertensivos o cirugía para reducir la presión sanguínea en el hígado o para detener la hemorragia
  • Antibióticos para contrarrestar las infecciones en curso
  • Medicamentos para reducir la acumulación de toxinas en la sangre
  • Trasplante de hígado

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba