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Bienestar General

De recipientes de órgano a donantes: la historia de la familia Carrasquillo

Brenda Carrasquillo es una mujer que ha sobrepasado diversos procesos fuertes en su vida y hoy apoya como madre voluntaria en LifeLink, una pequeña organización sin ánimo de lucro cuyo compromiso es salvar vidas mediante la donación de órganos y tejidos.

Brenda decidió participar en esta organización tres años después de la muerte de su hijo; pero ya desde antes sabía de ellos.

Y es que Brenda vivió en el 2010 todo el proceso de su sobrino Alfred Sanyet Carrasquillo, quien después de cinco años en diálisis y una larga espera para recibir un trasplante, recibió este regalo de vida con poco más de veinte años de edad.

«Mi sobrino comenzó con insuficiencia renal en su cuarto año de estudios superiores con apenas dieciocho años», comentó Brenda en su entrevista con BeHealth.

Precisó además que este momento familiar fue una prueba de fe. Todavía recuerda cuando le llamaron y le dijeron que el milagro de vida de su sobrino había llegado. Alfred recibió un nuevo riñón que le permitió quedarse un poco más en este paso por la Tierra, pasar más tiempo con su familia y tener la bendición de una hija.

Todo esto hizo comprender a Brenda todo lo que hay detrás de una donación: un regalo de vida para alguien más. Así, cuando su hijo Eddie Esquilin Carrasquillo -«El feo», como le decían cariñosamente- fue diagnosticado con muerte cerebral debido a un accidente, decidió tomar la decisión de donar los órganos de su primogénito.

Eddie Esquilin Carrasquillo, hijo donante de Brenda Carrasquillo

«Yo le expliqué al doctor que quería contactar con LifeLink; él se sorprendió muchísimo porque decía que casi nadie pide hacerlo», narró Brenda.

No obstante, dice ella que estaba decidida sabiendo que tenía la opción de regalar esa oportunidad de vida a otras personas.

El duelo por la muerte de un hijo con apenas veintiocho años no es sencillo para ninguna madre. Sin embargo, Brenda decidió bendecir en lugar de ver a su hijo así aún sabiendo que ya no era reversible.

«Dios obra por senderos misteriosos, y no es como yo decida, sino como el padre dice y ¿por qué no bendecir?, ¿por qué no regalar esa segunda oportunidad de vida?»

La donación fue realizada y tanto corazón, pulmones, riñones y páncreas pudieron donarse para, en palabras de Brenda, «bendecir a otras personas».

Brenda decidió también hacer más que eso y se unió a LifeLink donde conoció a su familia extendida donde ofrece charlas sobre la importancia de la donación, de registrarnos como donantes y de dar vida.

Un mensaje para todas las personas

«A veces no nos gusta leer sobre la muerte, sobre LifeLink, pero es importante que nos instruyamos y sepamos que cuando donamos en algún lugar va a estar presente un pedacito de ese ser amado».

Según nos cuenta, su hijo siempre está presente en su vida y agradece a Dios la oportunidad de bendecir a otros:

«Saber que a un joven de 15 años se le dio la oportunidad de recibir un corazón y que ahora tendrá unos veintitantos años, que terminó la escuela, que tal vez está en la universidad; saber que fuiste una bendición para unos ancianos que recibieron los pulmones; para una mujer de 50 años -que todavía está joven- y pudo recibir un hígado», son las mayores satisfacciones de Brenda.

También nos contó que la madre de uno de los recipientes le escribe y la mejor sensación es leer su «Gracias, aún en tu pérdida pudiste bendecirnos».

Por eso, a todas las personas les envía un mensaje sobre educarnos, eliminar los temores y permitir ayudar a otros cuando podamos.

«Porque primero fue mi sobrino, luego mi hijo; pero mañana puedo ser yo u otro familiar. Lo más hermoso es una nueva oportunidad de vida, ver a esa persona realizada cuando recibe un trasplante».

Su frase de vida es «Una sensación de paz es la indicación de que he tomado la decisión correcta», frase que la acompaña en cada una de sus charlas en LifeLink donde ayuda a seguir impactando sobre el tema de la donación de órganos.

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