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Etapas emocionales tras el desarrollo de enfermedades crónicas como la dermatitis

La salud mental suele verse sumamente afectada cuando el paciente recibe el diagnóstico de alguna enfermedad como la dermatitis atópica, que se caracteriza por piel seca, picazón, entre otros. Existen etapas emocionales que, a continuación, BeHealth te explicará.

Nuestro grupo multimedios contactó al Dr. Jonathan Muñiz, psicólogo clínico, quien describió algunos de los momentos más frecuentes que los pacientes enfrentan luego de que la vida les cambia para siempre al conocer que son enfermos crónicos.

La incertidumbre

Según el experto, en la mayoría de casos los pacientes suelen generar expectativa al no saber lo que ahora tendrán que enfrentar, lo que “puede crear una incertidumbre porque no sabemos cuándo va a ocurrir una crisis, un evento, tener una manifestación física, o cuando va a empeorar esta condición”, explicó.

La preocupación

Tras la incertidumbre, los pacientes con dermatitis atópica y otras condiciones crónicas suelen desarrollar preocupación, sobre todo “cuando aparecen los síntomas”. ¿Por qué?

“No sabemos cada cuánto tiempo exactamente va a tener esta manifestación en el cuerpo o la condición médica. Entonces, cuando una persona recibe un diagnóstico de una condición médica, la persona y sus familiares y los que están con él, pueden pasar por unas etapas en el cual se encuentra en el proceso de aceptación de esta enfermedad crónica”, dijo el psicólogo.

Para ejemplificar esta situación, el doctor aseguró que “esto es parecido a la pérdida de un familiar”. ¿A qué se refiere?

“En este caso estamos perdiendo la salud y la libertad que antes podíamos comer algunos alimentos y que ahora tenemos que estar pendientes a qué alimentos estamos comiendo; estamos perdiendo la exposición al sol. Ahora tenemos que tener unos cuidados entre otras áreas”, indicó.

La negación

Algo muy común en los pacientes crónicos es que no aceptan que tienen una enfermedad. Algunos de ellos, advirtió el psicólogo, llegan a un punto en el que incluso rechazan el tratamiento porque no se convencen de que están enfermos.

“Muchas veces recibimos estos diagnósticos y lo primero que nos viene por la mente o a los familiares, es el lamento; el decir que esto no está sucediendo: ‘a mí esto no me puede suceder. Yo nunca nunca he presentado nada’”, dijo.

Dice el doctor que, frecuentemente, escucha que sus pacientes se cuestionan los motivos por los que fueron diagnosticados con esa enfermedad y hasta la emprenden contra sus padres porque, en algunos casos, el diagnóstico suele estar relacionado con la genética. “Llegamos a ese estado en el que estamos negando y rechazandola realidad que tenemos”, aseguró.

La soledad

Algunos de los síntomas que generan patologías de índole crónico podrían llevar a que el paciente se aísle. “Este aspecto de no querer aceptar la condición hace aislarnos, irnos lejos de la sociedad, irnos lejos de nuestra familia, de las personas que están todo el tiempo apoyándonos”, advirtió.

La ira

Esta es una de las etapas más frecuentes debido a que, muchos pacientes, se molestan porque no seguirán sanos y hasta podrían arremeter contra el mismo médico que los diagnostica.

“Luego de eso puede ocurrir otra fase que es la ira o el enojo. Reconocer que la enfermedad ya está evidente. Es evidente que tenemos algo distinto, que ya perdimos esa salud, pues el vernos así nos puede causar enojo, ira y preguntarnos ‘¿Por qué me dio a mí? Esto es injusto’. Puede suceder porque estamos socialmente acostumbrados a que todo tenga que estar bien y que no hay problemas”, detalló el doctor quien, además, reveló otros síntomas de esta etapa de la enfermedad.

“En esta fase nos molestamos con los médicos, nos molestamos con los profesionales de la salud, con nuestras amistades, con nuestros familiares, con todo el mundo”, dijo.

Para manejar el tema, y no dejar que la ira te controle, el psicólogo dijo que se debe tener cuidado porque podría sumarse al estrés y generar un cóctel no beneficioso para el paciente.

“En esta etapa debemos concentrarnos en el enojo para poder manejarlo, porque el enojo aumenta el estrés, aumenta las emociones negativas, aumenta la sintomatología de ansiedad y depresión. La literatura menciona que, si no estamos estables emocionalmente, físicamente va a ser más difícil poder adquirir esa recuperación”, señaló.

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