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La fe en Dios y un trasplante dieron a Tania una nueva oportunidad de vida

A sus 12 años, Tania Pérez esperaba morir de una enfermedad congénita del corazón, pero inesperadamente llegó el corazón que estaba esperando y se convirtió en la primera menor en recibir un trasplante de corazón en el Centro Cardiovascular de Puerto Rico.

Hoy con 25 años, recuerda todo su proceso, agradece una nueva oportunidad de vida e invita a quienes al igual de ella necesitan un trasplante a esperarlo con fe.

“Yo me enfermé a los 8 años y me diagnosticaron que tenía miocardio dilatado, el corazón estaba completamente inflamado y me escurría hasta el estómago. Honestamente para ser tan niña y tras tantas noticias malas, fue un proceso donde yo tuve mucha fe y nunca sentí que fuera a morir, aunque me dijeran que tenía tres horas de vida”, destaca.

A su corta edad, tuvo cuatro años con altas y bajas en su enfermedad del corazón, pero resalta que fue un proceso en el que ella y su familia tuvieron mucha fe en el Centro Cardiovascular y en Dios

“Siempre creí que iba a pasar un milagro, que iba a pasar como Dios quisiera y su voluntad”, recuerda.

Además, destaca la ayuda de los médicos que fueron parte de su proceso vital.

El momento más difícil

A sus 11 años recibió la noticia de que su corazón no daba para más y urgía un trasplante

Fue introducida en cardiovascular en intensivo y estuvo ahí por 89 días esperando un milagro.

“Mi familia y yo nunca oramos para que apareciera un corazón porque eso era como estar orando para que muriera un familiar tuyo para que me lo dieran a mí”, destaca.

Pero su fe en la voluntad de Dios dio fruto y el órgano de su donante estaba listo para su cirugía.

“Mi familia dice que ellos no dieron un brinco de celebración, sino que rápido oraron por la familia de mi donante, para nosotros era un momento de gozo, pero para ellos una crisis de dolor”, resaltó.

El proceso de su trasplante

Desde que pusieron el órgano su corazón empezó a latir solo, sin ayuda de electroshock y todo salió muy bien.

Por eso Tania dice que ese fue el resultado de su fe y por eso quiere que su voz sea una luz de esperanza para quienes pasan por este mismo proceso.

Su donante

Antonio, fue un joven que falleció en un accidente de tránsito y su corazón dio a Tania una nueva oportunidad de vida a sus 13 años.

Un 25 de diciembre, los familiares de Antonio se reunieron en casa de Tania y hoy son vistos por ella como parte de su familia y dice tener una segunda madre.

“Ese primer abrazo de ella como madre sentir el corazón de su hijo latir en mí, fue un momento muy emocionante y gratificante”, destacó.

Un detalle curioso

“A Antonio le encantaba el jugo de acerola y cuando yo me levanté del trasplante, lo primero que pedí fue jugo de acerola y a mi, en mi niñez, no me gustaba el jugo”, dice sonriente.

La madre de Antonio dice que lo último que se le dio a él antes de morir fue ese jugo y a Tania fue lo primero que le brindaron con una jeringuilla tras el procedimiento, lo que sin duda ven como una conexión con él ya familia.

Hoy Tania es estudiante de nutrición holística, da charlas y realiza tratamientos estéticos saludables y se enfoca en la prevención con el fin de enseñar a las personas a cuidar su cuerpo y su corazón.

“Desde que abrí los ojos con otro corazón me siento como si hubiera nacido con él, no se siente ninguna diferencia”, resaltó Tania.

Su mensaje para quienes esperan un trasplante

Aunque es un proceso fuerte e inesperado, Tania resalta la necesidad de agarrarse fuertemente de Dios y de seguir las recomendaciones médicas.

“No se pregunten por qué a mí, yo nunca me hice esa pregunta y no los juzgo si la están haciendo, pero te diría que le preguntes a Dios que te quiere mostrar con ese proceso y cuál va a ser el propósito que va a salir de ahí y que veas que en un futuro vas a estar dando tu testimonio a personas que estén pasando por lo mismo”, destacó.

Las historias de pacientes como Tania impactan en la vida de otras personas y motivan un cambio y por eso invita a tener esperanza y a acceder a la donación de órganos como un camino para contribuir en la calidad de vida de muchas personas y de brindarles un futuro a otras 

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