Las laberintitis no son todas iguales. Estas son las características de esta patología, también conocida como otitis interna y neuritis vestibular
Laberintitis: ¿Qué es?
Cuando hablamos de laberintitis, hablamos de la inflamación de una zona del oído interno llamada vestíbulo. El problema da lugar a una serie de trastornos como trastornos del equilibrio, problemas posturales, pérdida de audición y tinitus (la percepción de siseos y zumbidos en los oídos).
Normalmente, el cerebro es capaz de procesar la información visual con la información sensorial recibida a través del aparato vestibular, permitiéndonos mantener el equilibrio. El aparato vestibular, situado en lo profundo del hueso temporal, nos proporciona información sobre la posición del cuerpo y la cabeza en el espacio, y es responsable del mecanismo que nos permite mantener los objetos observados en foco incluso cuando nos movemos.
Cuando este aparato se inflama, los movimientos no se detectan con precisión. Esto hace que el ojo haga movimientos rápidos e involuntarios (nistagmo) que causan náuseas, ansiedad y malestar general.
¿Qué tipos de laberintitis existen?
Se pueden identificar tres tipos de laberintitis:
Viral: Afecta principalmente a los adultos
Purulento: suele afectar a los niños y puede estar relacionado con la meningitis
Serosas: más frecuentes entre los niños y a menudo relacionadas con la otitis media
Laberintitis: ¿Cuáles son los síntomas?
Para entender las sensaciones que da la laberintitis, se puede pensar en lo que se siente cuando se vuela en un avión o cuando se está en alta montaña, es decir, cuando se está en situaciones en las que la presión es diferente a la normal.
El síntoma más evidente e incapacitante es, sin duda, el de los mareos, que van acompañados de náuseas y una situación de malestar general. Esta condición lleva inevitablemente a una situación de ansiedad.
¿Cómo se diagnostica la laberintitis?
El examen audiovestibular es el más adecuado para analizar los síntomas de mareo. El paciente entra en una cabina insonorizada, aislada de los ruidos exteriores, con un auricular especial que emite sonidos.
El paciente debe informar al médico sobre la percepción del sonido, para que éste pueda evaluar el umbral mínimo de audibilidad (el valor mínimo de presión sonora que el paciente es capaz de percibir). El examen termina con otra prueba: el médico introduce agua en el oído del paciente para evaluar los movimientos de los ojos.
De esta manera, es posible diagnosticar e identificar cualquier problema con la funcionalidad del laberinto, identificando su naturaleza y gravedad.
