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Tipos de insulina y cómo usarla correctamente

Para la persona que sufre de diabetes es esencial lograr la autonomía necesaria para controlar su condición, con especial referencia a la terapia farmacológica con insulina. El componente educativo de la atención de enfermería es igualmente fundamental en esta área.

¿Qué es la insulina?

La insulina es una hormona que segregan las células beta del páncreas, principalmente como respuesta a la presencia de glucosa en sangre y, en menor grado, de otras sustancias contenidas en los alimentos.

La acción de esta hormona es fundamental porque es la que permite que se aprovechen correctamente los alimentos. Es la máxima responsable de que la glucosa (y las proteínas y las grasas) entre dentro de las células de los tejidos periféricos (como el músculo, el hígado, etc.) donde será utilizada. Empleando un símil de la vida corriente, la insulina es la llave que permite abrir la puerta (células periféricas) para que entren los alimentos.

La insulina es una hormona imprescindible para la vida, por esto, siempre hay una secreción basal que garantiza unos niveles mínimos de la hormona. Estos niveles de insulina aumentan después de las comidas, para poder aprovechar los alimentos. La cantidad de insulina segregada depende del tipo de comida (cuantos más azúcares comamos, mayor secreción de insulina).

Educación terapéutica para el paciente diabético

El objetivo principal del tratamiento es mantener el azúcar en la sangre dentro de los valores normales y evitar complicaciones.

Las condiciones óptimas para lograr este objetivo son:
  • Un índice de masa corporal entre 18,5 y 25
  • Una dieta variada y equilibrada
  • La actividad física regular
  • Para seguir el tratamiento correctamente, el paciente debe aprender a usar la insulina.

Tipos de insulinas

Las insulinas disponibles en el mercado suelen clasificarse según la duración de la acción de cada tipo de insulina (acción ultrarápida, rápida, intermedia y prolongada), lo que se denomina “la curva de la insulina”.

Insulinas de acción rápida

Los análogos de insulina son un tipo de insulinas con alguna modificación molecular que permite cambiar su comienzo de acción o su duración. Comienzan a ser activas a los 10-15 minutos de haberse pinchado.

Su pico de actividad es a los 30-90 minutos y duran entre 3 y 4 horas. Su perfil de acción para cubrir las comidas es actualmente el más parecido a la insulina liberada por el páncreas de una persona sin diabetes.

Insulina regular

También llamada insulina soluble o cristalina. Comienza a ser activa a los 30-60 minutos de haberse pinchado. Su pico de actividad es a las 2-3 horas y su duración es de 5-7 horas.

Se utiliza para cubrir las comidas, aunque su perfil de acción no se ajusta demasiado a la forma de actuar de la insulina liberada por el del páncreas de una persona sin diabetes y su utilización ha caído en desuso tras la aparición de los análogos de acción rápida. 

Insulina de acción intermedia

Se emplea como insulina basal.

Se denomina Insulina NPH (Neutral Protamine Hagedorn). A la insulina humana se le ha añadido una proteína (protamina) para que su absorción sea más lenta, de esta manera su duración es de 10 a 13 horas. Tiene un aspecto turbio o lechoso.

La parte turbia sedimenta en el vial o cartucho por lo que se debe mover el cartucho o vial para resuspender la insulina. Tiene un pico de acción entre 4 y 7 horas después de haberse pinchado y comienza a ser activa a la 1-2 horas. La insulina NPH es muy variable en su actividad de un día a otro, de ahí que sea muy importante moverla durante unos minutos antes de inyectarse. Para utilizarla como insulina basal hay que dar, en general, tres dosis al día.

Insulinas combinadas

En el mercado existen diferentes mezclas preestablecidas de insulinas de análogos de acción rápida o regular e intermedia. Tienen el inconveniente de que el porcentaje de cada insulina es fijo y no se pueden modificar las insulinas individualmente (por variaciones existentes en el control de glucemia, ejercicio físico, raciones de alimentos, enfermedad…).

Lo más apropiado es que cada persona realice sus propias mezclas de acuerdo a sus necesidades diarias y siguiendo las instrucciones de su equipo médico.

La insulina no puede administrarse por vía oral porqué se destruiría en el tubo digestivo. Así pues, debe administrarse a través de una inyección, habitualmente por vía subcutánea. Es posible administrar un solo tipo de insulina o varias inyecciones según las necesidades de cada persona.

La insulina destinada a cubrir las necesidades constantes suele denominarse “insulina basal”, mientras que la insulina inyectada para reducir los picos de hiperglucemia se denomina “bolo”. Es muy importante ajustar bien las dosis y el tipo de insulina con la ingesta de alimentos y la práctica de ejercicio, para evitar hipoglucemia y otras descompensaciones.

Cómo debe conservarse

La pluma (o el frasco) que se utilice en este momento debe guardarse a temperatura ambiente, porque la inyección de insulina, cuando está fría, puede doler más de lo habitual. La insulina a temperatura ambiente dura aproximadamente un mes.

Sin embargo, las plumas (o viales) que quedan en la caja deben conservarse en el refrigerador, pero nunca en el congelador. Es importante evitar almacenar la insulina en lugares con temperaturas extremas. Asegúrate de comprobar la fecha de caducidad y que tenga un aspecto normal antes de utilizarla.

Cuáles son los dispositivos de administración

Jeringuillas

Las jeringas con aguja subcutánea (SC) son desechables y se utilizan una sola vez. Se cargan a partir de un frasco de insulina. Su uso ha quedado reducido a medios hospitalarios y a casos muy concretos.

Plumas de insulina

Son dispositivos del tamaño de un bolígrafo que vienen precargados y sirven para varias dosis. Permiten seleccionar la dosis de insulina que se administra cada vez. Prácticamente, es el único dispositivo utilizado actualmente por su gran comodidad.

Bombas de insulina

En casos especiales, se pueden utilizar estos pequeños aparatos que administran insulina de forma continuada. Constan de dos partes:

• El infusor es un microordenador que se programa para administrar insulina de forma continuada las 24 horas del día y bolos (cantidades extras), según el tipo de comida que se acaba de ingerir.

• El catéter de conexión es un tubo muy fino de plástico que conecta la bomba con el tejido subcutáneo. Al final de este catéter se encuentra una cánula de plástico localizada debajo de la piel, donde se deposita la insulina administrada por la bomba. Este método requiere una instrucción y un aprendizaje muy importantes, por lo que su indicación es para casos muy concretos.

Dónde debe inyectarse

La insulina debe inyectarse en el tejido subcutáneo, es decir, por debajo de la piel y por encima del músculo. No puede administrarse por vía oral, porque se destruiría en el tubo digestivo. También es importante rotar las zonas de inyección, ya que la velocidad de absorción y, por tanto, la acción de la insulina varía según el lugar en el que se administra. Si se busca que la insulina actúe lo más rápidamente posible, el mejor lugar para inyectar es el tejido subcutáneo del abdomen.

Por qué es importante la rotación de la inyección

Es fundamental establecer un sistema de rotación del lugar exacto del pinchazo, ya que podría ocasionar depósitos de grasa debajo de la piel (lipodistrofias) que, además de antiestéticos, hacen que la acción de la insulina sea menos fiable.

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