Deficiencia de hierro: signos de alerta y alimentos que te pueden ayudar

Si a menudo las personas suelen decirte que tienes un aspecto pálido o tú mismo te sientes cansado y puedes sentir los latidos de tu propio corazón, es posible que estés presentando una anemia por deficiencia de hierro o ferropénica, el trastorno nutricional más común que existe.

Se calcula que más del 30% de la población mundial está anémica según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “En todo el mundo, son anémicos un 42% de los niños menores de 5 años y un 40% de las embarazadas”, señala la Organización.

La anemia es una condición en la que se presenta una insuficiencia de glóbulos rojos saludables debido a que el cuerpo no tiene la suficiente cantidad de hierro, lo que impide el adecuado transporte de oxígeno hacia los tejidos del cuerpo.

¿Cómo se diagnostica?

Aunque algunos síntomas como los que mencionamos anteriormente podrían suponer que estás presentando anemia, esta no se debe auto diagnosticar, ya que, sobrecargar el cuerpo con hierro puede ser peligroso, pues su acumulación excesiva puede incluso llegar a dañar el hígado o hacer que presentes otras complicaciones en tu salud.

¿Cuándo consultar con el médico?

Es importante que consultes con un profesional de la salud si presenta síntomas como:

• Fatiga extrema o falta de energía
• Latidos cardíacos perceptibles
• Coloración en la piel pálida

A su vez la clínica Mayo destaca otros síntomas menos usuales que se podrían presentar, entre ellos:

• Dolor de cabeza
• Mareos o vértigo
• Inflamación o dolor en la lengua
• Mayor pérdida de cabello al habitual
• Antojos de comer sustancias no alimenticias como papel o hielo
• Úlceras o llagas en la boca
• Uñas quebradizas o con forma de cuchara
• Síndrome de piernas inquietas

¿Por qué se puede presentar la anemia ferropénica?

• Embarazo
• Falta de hierro en la alimentación
• Crecimiento rápido
• Menstruación en las mujeres
• Condiciones médicas que afectan la absorción de hierro

Tipos de hierro y cómo obtenerlos 

Existen dos tipos de hierro: hemo y no hemo.

El de tipo hemo proviene de fuentes animales y es absorbido por el cuerpo con mayor facilidad. Éste tipo de hierro se encuentra en algunos productos como la carne roja, el hígado, los huevos y el pescado. 

A su vez, las verduras de hojas verdes oscuras como la col, las espinacas, las legumbres como guisantes y las lentejas son buena fuente de hierro, pero en este caso, la absorción es lenta.

Es importante que prestes atención a la forma en la que preparas los alimentos o en los acompañamientos líquidos que tienes en tus comidas, ya que, de acuerdo con algunos experimentos solicitados a un científico por parte de la BBC se demostró que por ejemplo, al consumir jugo de naranja con el cereal del desayuno fortificado, se absorbe una mayor cantidad de hierro que cuando se come el cereal sólo, ya que el jugo de naranja contiene vitamina C que acelera la absorción de hierro de los alimentos.

Contrario a esto, si consumes café al tiempo mientras comes cereal, se absorberá una cantidad significativamente menor del hierro que este contiene.

De acuerdo con el científico que colaboró con el medio citado, esto se debe a que el café está compuesto por algunos químicos llamados polifenoles que se adhieren al hierro y hacen que sea menos soluble.

Otras fuentes de hierro son:

• Legumbres secas.
• Frutas deshidratadas.
• Huevos (especialmente las yemas)
• Cereales fortificados con hierro.
• Hígado.
• Carne roja y magra (especialmente la carne de res)
• Ostras.
• Carne de aves.

Fuente. Mayo Clinic y BBC