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Aumenta el número de niños que consumen accidentalmente comestibles de cannabis

El número de incidentes en los que niños menores de 6 años comieron accidentalmente productos comestibles de cannabis aumentó a 3.054 en 2021, frente a 207 en 2017, un aumento del 1.375%, según un estudio de los datos nacionales de control de envenenamiento publicado en la revista Pediatrics. El número total de casos en los cinco años fue de 7.043.

Los casos son una porción pequeña pero en rápido crecimiento de las más de 850,000 exposiciones anuales al veneno en este grupo de edad rastreadas por el Sistema Nacional de Datos de Envenenamiento (NPDS). Varios factores han contribuido probablemente a este aumento: Los productos comestibles de cannabis se presentan en formas atractivas para los niños, como caramelos de goma de colores o sabrosos postres; rara vez están contenidos en envases a prueba de niños; y están cada vez más disponibles a medida que más estados legalizan la marihuana recreativa.

Los resultados se basan en el análisis de 7 mil episodios pediátricos notificados al Sistema Nacional de Datos sobre Intoxicaciones. El 97 por ciento de los casos, los niños encontraron la marihuana comestible en sus hogares.

«Sinceramente, sabíamos que estaba aumentando. Yo trabajo en el servicio de urgencias y también atiendo las llamadas del centro de intoxicaciones, así que, aunque veía que llegaban más casos a urgencias, cuando analizamos los datos de todo el país, nos sorprendimos», afirma la Dra. Antonia Nemanich, coautora del estudio, que trabaja en medicina de urgencias y toxicología médica en Rush Emergency Medicine, en Chicago.

La gran mayoría de las exposiciones (98%) se produjeron en entornos residenciales, y el número de exposiciones, así como de ingresos hospitalarios, aumentó durante los años de la pandemia, quizá porque los niños pasaban más tiempo en casa y tenían más oportunidades de ingerir comestibles de sus padres. Los niños de dos y tres años representaron el 53% de los casos.

La cantidad de tetrahidrocannabinol (THC) en los productos comestibles de cannabis puede variar mucho. A diferencia de lo que ocurre con los medicamentos con receta, hay poca regulación, por lo que las dosis pueden no ser precisas. Y a diferencia de la marihuana fumada, pueden pasar un par de horas antes de que los efectos de la marihuana ingerida empiecen a manifestarse.

Una vez que un niño ha ingerido un comestible, «no hay una bala de plata o antídoto que revierta específicamente los efectos farmacológicos del THC», dijo Vohra. El niño recibirá vigilancia y cuidados de apoyo -como líquidos intravenosos u oxígeno, si es necesario- mientras se metaboliza la droga.

Osterhoudt dijo que los padres deben pensar en los comestibles de cannabis de la misma manera que piensan en los medicamentos. «Deben intentar no comerlos ni consumirlos delante de sus hijos, porque estos imitarán esos comportamientos. Deben guardarlos en un lugar seguro que esté fuera de la vista y del alcance de los niños».

Y añadió que los miembros de la familia deben informar a los demás adultos de su hogar cuando lleven a casa comestibles de THC en forma de caramelos, para que esos otros adultos no den inadvertidamente el producto a los niños.

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