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Dieta, ansiedad y depresión, ¿cuál es la relación?

Comer puede ponernos de buen humor. Pero no nos referimos a atracones de chocolatinas o pizza, sino a una dieta capaz de mantenernos en bienestar físico y mental y, por tanto, prevenir condiciones como la depresión o la ansiedad.

En entrevista con el doctor Gilvic Carmona, psicólogo puertorriqueño, abordamos la relación entre estos tres elementos: ansiedad, depresión y alimentación.

“Al analizar los síntomas de la depresión, es evidente que los pacientes deprimidos pueden experimentar cambios en su apetito, ya sea un aumento o una disminución en la ingesta. De manera similar, la ansiedad también influye en los hábitos alimenticios, a menudo manifestándose en atracones de comida debido a los niveles elevados de estrés. Estos atracones suelen llevar a consumir alimentos poco saludables, ricos en azúcares y carbohidratos”, señaló el especialista.

Por lo tanto, es relevante considerar tanto la ansiedad como la depresión al abordar las elecciones alimenticias.

Los extremos: falta de apetito y atracones

En lo que respecta a la cantidad y frecuencia de la alimentación es importante mencionar que los atracones extremos y la falta de apetito pueden estar relacionados con estados depresivos. Según Carmona, “la falta de apetito puede ser más notoria en momentos de depresión, mientras que en situaciones de ansiedad, la persona ocupada tiende a descuidar la comida. Esto puede llevar a extremos en ambos sentidos”.

En cuanto a los alimentos específicos que pueden impactar la ansiedad, señaló el profesional, “es fundamental entender que la alimentación no está directamente ligada a inducir o reducir la ansiedad y la depresión”. 

Sin embargo, se ha observado que una dieta equilibrada, que incluya proteínas y carbohidratos en moderación, puede contribuir a la sensación de saciedad y bienestar general.

“Es innegable que una alimentación adecuada está vinculada a la salud y, por ende, a niveles más bajos de ansiedad y depresión. Sin embargo, no es la ingesta de un alimento específico lo que desencadena este ciclo. Más bien, la falta de una alimentación adecuada puede generar malestar y, a su vez, contribuir a sentirse mal”. 

El hambre emocional, ¿qué es?

“Aunque no es un concepto claramente definido en los términos psicológicos establecidos por manuales como el TSM, el hambre emocional es reconocido como un fenómeno en el que las emociones desequilibradas, como la tristeza, el estrés o la frustración, pueden conducir a una búsqueda de consuelo a través de la comida”.

En algunos casos, esto puede relacionarse con traumas de la infancia o adolescencia, contribuyendo a la tendencia hacia la obesidad en ciertos individuos.

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¿Cómo abordar los problemas alimentarios relacionados con la ansiedad y la depresión?

Según Carmona, en situaciones en las que una persona ya ha sido diagnosticada con depresión, o ansiedad y está recibiendo tratamiento, como medicación, es fundamental destacar que “llevar a cabo una rutina de ejercicio y mantener una dieta equilibrada puede ser altamente beneficioso”. 

El ejercicio puede generar liberación de endorfinas y mejorar el bienestar general. Sin embargo, es esencial considerar que cada individuo es diferente y lo que funcione para uno puede no ser aplicable para otro.

“En el caso de aquellos que no han sido diagnosticados con problemas de salud mental, la relación entre la alimentación y las emociones es crucial. Muchas veces, la ansiedad nos lleva a buscar consuelo en la comida como respuesta a nuestras necesidades emocionales”. 

Por tanto, aprender a gestionar las emociones de manera equilibrada puede ser clave para evitar hábitos alimentarios poco saludables.

“En el tercer escenario, individuos que luchan con problemas de peso, ya sea obesidad u otros extremos, es vital mantener la salud emocional”. 

A menudo, las dietas no tienen éxito debido a la resistencia a la insulina o a la necesidad de cambiar patrones de pensamiento arraigados. La frustración puede afectar los hábitos alimentarios, ya sea consumiendo en exceso o restringiendo la ingesta.

¿Qué alimentos evitar entonces?

Te compartimos una lista de alimentos que es recomendable evitar si estás lidiando con ansiedad o depresión.

  • Bebidas azucaradas y gaseosas: pueden causar picos en los niveles de azúcar en sangre, lo que puede tener un impacto negativo en el estado de ánimo. Además, se ha encontrado una conexión directa entre estas bebidas y la depresión.
  • Gaseosas dietéticas: a menudo contienen edulcorantes artificiales que pueden estar relacionados con la depresión. El exceso de cafeína presente en estas bebidas también puede ser perjudicial para la ansiedad.
  • Pan blanco y carbohidratos refinados: pueden generar fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre, lo que puede afectar negativamente el estado emocional. 
  • Aderezos «Light»: contienen edulcorantes artificiales que han sido vinculados con la ansiedad y la depresión. 
  • Café y bebidas energéticas: pueden aumentar los niveles de ansiedad y causar problemas de sueño. 
  • Alcohol: puede alterar el patrón de sueño, lo que puede aumentar los síntomas de ansiedad y depresión.
  • Alimentos procesados: puede aumentar el riesgo de ansiedad y depresión. emocional.
  • Repostería azucarada: contienen grasas poco saludables y azúcares refinados.

Reconociendo la influencia de la alimentación en la salud mental, es importante tomar decisiones conscientes sobre los alimentos que consumimos. Si estás lidiando con ansiedad o depresión, considera cómo tu dieta puede estar afectando tu bienestar y busca un enfoque equilibrado que respalde tu salud mental.

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