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Ejercicio y vejez: sigue nuestras recomendaciones

Generalmente el envejecimiento suele estar acompañado por algunas limitaciones para realizar actividades, para desplazarse o para mantener la independencia.

Para prevenir los problemas de salud y para acelerar el metabolismo, traemos recomendaciones el día de hoy.

La práctica de algún tipo de actividad deportiva mejora la resistencia y el balance de energía, mejora el estado de ánimo y la función cerebral.

¿Cómo iniciar?

Si bien es cierto que es importante mantenerse activo, también es cierto que debes reconocer tus limitaciones, por lo que, es importante que consultes con tu médico general sobre los tipos de actividades que no son recomendables para ti ya que contrario a lo que esperabas podrían generar más daño sobre tu cuerpo.

La actividad deportiva es una buena alternativa para la mayoría de los adultos mayores y se aconseja una práctica de dos a cinco horas de ejercicio semanalmente en las que se pueden incluir caminatas a paso rápido, bailes o un poco de gimnasia con elementos de apoyo o sin ellos.

Las actividades como clases de rumba o jugar tenis también pueden ayudar a mejorar la respiración, frecuencia cardiaca y darle a las personas más energía.

Los ejercicios de estiramiento y yoga aportan a la salud para una adecuada movilidad, pues te ayudan a mantenerte activo y contribuyen para disminuir los niveles de estrés.

  • Practica ejercicios de resistencia. Este tipo de ejercicios evitan la pérdida de masa muscular y ayudan al fortalecimiento de los huesos.

Para la práctica de los mismos, puedes emplear pesas, tiras elásticas de resistencia o realizar ejercicios como sentadillas en planchas.

Es importante que cuentes con la guía de un entrenador que te pueda enseñar cómo realizar los ejercicios de forma adecuada para evitar cualquier tipo de lesión.

  • Ten cuidado con las articulaciones y coyunturas. Los tipos de ejercicios que eliges no deben generar ningún daño sobre las articulaciones y debes tener especial cuidado entre más edad tengas. Las caminatas, la natación y montar bicicleta son algunas de las recomendaciones en cuanto a los tipos de actividades que puedes realizar fortaleciendo tus caderas y rodillas.
  • Escucha las necesidades de tu cuerpo. Aunque tengas algunas limitaciones sobre tu movilidad, realizar algún tipo de ejercicio siempre será una buena alternativa. Los ejercicios acuáticos permiten que tu cuerpo cargue tu propio peso de forma más fácil proporcionando un mayor movimiento a las coyunturas o articulaciones especialmente en términos de su amplitud de movimiento.

En casos en los que el paciente tenga dificultades para permanecer de pie puede realizar algunas actividades mientras está sentado fortaleciendo la parte superior de su cuerpo con bandas elásticas de resistencia.

Si te has tenido que enfrentar a alguna cirugía o has tenido que permanecer en reposo o no realizas actividades deportivas con anterioridad, empieza poco a poco, inicia con caminatas sencillas por cortas distancias y ve aumentando en la medida en la que el cuerpo se adapte.

Además del ejercicio, asegúrate de seguir una dieta que incluya alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y granos enteros y limita las carnes con alto contenido de grasa, los productos lácteos y los dulces, que podrían causar estreñimiento.

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