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Gabriela Rivera enfrenta la enfermedad de Crohn con su empoderamiento

Gabriela es una joven de 26 años que fue diagnosticada con la enfermedad de Crohn a los 8 años. Desde entonces, ha enfrentado diferentes retos a lo largo de su vida. Desafíos físicos, emocionales y sociales. 

En entrevista exclusiva con BeHealth ella relata su historia. Una historia que inspira y que seguro llena de esperanza a aquellos que están viviendo momentos difíciles con su enfermedad o que hasta ahora empiezan a recorrer este camino guiado por una enfermedad inflamatoria intestinal (EII). 

Gabriela no tuvo una infancia fácil. Los dolores abdominales y el miedo a dañar las salidas, a dejar mal olor en los baños y a las preguntas incómodas sobre por qué pasaba tanto tiempo en el baño, la hicieron aislarse. Además, su enfermedad fue difícil de tratar, como ella lo afirma su cuerpo “creó anticuerpos para los medicamentos y no reaccionaba al tratamiento”. 

También menciona, “nosotros -los pacientes- debemos llevar una dieta, pero había momentos en los que a pesar de seguir todas las directrices con los alimentos y los medicamentos, mi cuerpo se iba para atrás. Yo seguía bajando de peso, seguía sangrando, me seguía debilitando y estaba a punto de tener leucemia». 

“ Nunca sobrepasaba las 100 libras. Si llegábamos a las 80,  se celebraban en mi hogar”, Gabriela Rivera.

Pero como ella dice nada es permanente, “a mis 16 años todo cambió, terminé con una ostomía. Si yo hubiese sabido que una ostomía me iba a librar de todos esos dolores, la hubiese preferido mil veces sin importar las cicatrices con las que hubiese terminado”.

La cirugía

La operación llegó a la vida de Gabriela de manera fortuita. Un día, en el que tenía programado un control médico despertó con mucho dolor, sentía algo diferente, como si su organismo estuviese rechazando algo. Al llegar a su cita en el centro médico empezó su travesía, una nueva etapa de su enfermedad que llamaremos ‘Gabriela toma el control de su salud’. 

Así narra Gabriela el inicio de esta etapa: 

“Me llevaron corriendo al centro médico, me dejaron pasar primero, antes de muchas otras personas, porque notaban mi gravedad. Yo había perdido mi control de esfínteres, estaba evacuando tanto por el ano como por el frente, sin ningún tipo de control”. Su intestino había dejado de funcionar. 

Ante esta situación, Gabriela recuerda que los médicos que la atendieron, la doctora Esther Torres y el doctor Lojos le dijeron a su mamá: “a la nena hay que operarla ahora. Si no se opera, se te va”, palabras que alteraron a su madre, pero sin dudarlo firmaron los documentos necesarios y la travesía empezó. 

Cuando Gabriela despierta, se levanta con una ostomía en su cuerpo. Una bolsita en su abdomen que dividió su vida en un antes y un después. Esta nueva realidad le generó a Gabriela muchos miedos, ella se preguntaba: ¿tendré familia?, ¿tendré hijos?, ¿podré culminar mis estudios como siempre he querido?, ¿apestaré?, ¿la gente me aceptará?

Gabriela afirma, “yo nunca digo que mi vida cambió, sino que mi vida mejoró. Yo sigo siendo la Gabriela que siempre me propuse ser, me sigo poniendo la ropa que me encanta -uso la ropa apretadita-, voy a la playa y cumplí mis metas: terminé mis estudios de la high school, mi bachillerato, mi maestría en consejería psicológica y me casé”. Así, poco a poco, Gabriela fue derribando los miedos. 

Para ella no fue fácil enfrentarse a esa nueva realidad, pero cuando identificó que este cambio le había traído alivio a su vida, se aceptó. 

Enfrentando el mundo 

El primer rompe hielo, como Gabriela lo llama, fue con sus compañeros del colegio. Ella, a su corta edad, decidió enfrentar al mundo sin máscaras y educando a quienes la rodeaban. Así fue, como luego de tres meses ella regresó a su escuela y pidió que reunieran a sus compañeros para hablarles de lo que estaba viviendo.

“Regrese a la escuela para dejarle saber al mundo entero quién era esta nueva Gabriela, que tenía una ostomía y en qué consistía el proceso. Para mí fue como salir del closet, salir de esa burbuja y abrirme al mundo tal cual soy”, recuerda. 

Conoce más en nuestro especial: Viviendo con Crohn

Después de la ostomía…

Además de salir a enfrentar el mundo, Gabriela también salió a disfrutarlo: 

“Comencé a saborear la comida, que eso es algo que yo ya había perdido totalmente. Comencé a disfrutar de los tiempos, a no preocuparme por estar cerca de un baño, a disfrutar de mi familia y de mis amistades. Todo ese tipo de cosas que me faltaban, las recuperé una vez me ostomizaron”.

Gabriela saltando por primera vez en paracaídas

En el proceso tuvo que empezar a reconocer su cuerpo y aprender manejar la ostomía ella misma. Pero lo más gratificante fue empezar a disfrutar de una mejor calidad de vida. Luego de la intervención, Gabriela aumentó de peso, su desarrollo físico evolucionó y sus síntomas se estabilizaron, a tal punto que hoy se encuentra en remisión de síntomas. 

La fuerza espiritual en la vida de Gabriela

En el relato de Gabriela, se evidencia cómo desde el inicio su valor espiritual ha estado presente. A pesar de las dificultades que tuvo que superar, ella siempre confió en que Dios la sanaría, así lo afirma. 

Uno de los momentos que marcó esta conexión espiritual, fue justo después de que le realizaran la ostomía. Ella relata que su mamá siempre le decía que ella iba alcanzar sus sueños y lograría ser esa Gabriela que siempre se había propuesto. Un día, en medio de dudas y miedos:

“Llegó un enfermero a hacerme un ecocardiograma y de momento me pone la mano en la frente y me dice: deja de reprocharte. Tu propósito comienza ahora, seguirás cantando para mí. Yo sabía que Dios me estaba hablando a través de él”, recueda.

Desde entonces, Gabriela no solo canta en la Iglesia también edifica a otras mujeres a través de su testimonio. Y sigue creciendo, desde hace 1 año y 5 meses decidió dar un nuevo paso y fundó Ostomy Chic, un proyecto con el que busca empoderar a la mujer ostomizada dentro y fuera de Puerto Rico.

Señala que a través de sus vivencias quiere “demostrar que los limites existen en nuestras cabezas y que sí podemos cumplir nuestras metas y vivir la vida que siempre soñamos”. A través de este proyecto, también hace donaciones a familias de bajos recursos que no pueden costear los productos de ostomía

Un mensaje para los que inician la travesía 

Gabriela, enfatiza en la importancia de la salud emocional para enfrentar esta enfermedad. En este apartado del testimonio será ella quien tome el control y se dirija a ti: 

Ser positivo, mantener la autoestima arriba y seguir las directrices son las claves.

Esta es la historia de Gabriela, con altos y bajos, pero llena de enseñanzas de una mujer empoderada que dejó a un lado todos sus miedos y tomó el control de su salud.

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