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Bienestar General

Coronavirus: qué hacer para evitar la deficiencia de vitamina D

Los expertos señalan que la vitamina D, además de ser importante para los huesos, es esencial para la buena eficiencia del sistema inmunológico y tiene una importante función antiinflamatoria. Siempre es necesario, más aún en los tiempos de Covid-19.

Es esencial consumir niveles adecuados de vitamina D. La deficiencia puede afectar a muchos aspectos de la salud del cuerpo. La vitamina D, de hecho, además de promover la absorción del calcio por el intestino (y por lo tanto fortalecer los huesos), también es esencial para la buena eficiencia del sistema inmunológico, para proteger el corazón y los vasos sanguíneos, y tiene una función antiinflamatoria.

La deficiencia de vitamina D también se ha producido en pacientes con coronavirus. Según algunos informes médicos que analizaron la concentración de vitamint D en pacientes hospitalizados por coronavirus se descubrió que entre ellos existía una fuerte deficiencia de esta vitamina.

Cómo actúa la vitamina D

En presencia de una infección viral, la vitamina D juega un papel primordial. Permite el reconocimiento de patógenos (en este caso, el Coronavirus) por los linfocitos T, y consigue estimular una respuesta inmunológica adecuada mediante la producción de anticuerpos específicos.

¿Tomar vitamina D? Sí, pero nada de «hazlo tú mismo»

¿Así que todos tenemos que ir corriendo a la farmacia y abastecernos de tabletas de vitamina D? La respuesta es no. Primero debemos ir al médico de cabecera y hacernos los análisis de sangre prescritos en una dosis específica.

Solo si surge una deficiencia real debe ser suplementada, porque en las megadosis esta vitamina es tóxica para el hígado y los riñones. Si está por debajo de los valores indicados, el médico generalista recomendará una suplementación dirigida, con una dosis establecida de manera diferente para cada paciente individual.

En caso de déficit grave, se pueden alcanzar dosis acumuladas de 300.000 a 1 millón de unidades internacionales en un período de 2 a 4 semanas. Es difícil alcanzar niveles óptimos gracias a la comida porque la vitamina D está presente principalmente en la yema de huevo, el arenque, las sardinas, la caballa, el atún y el salmón.

Pero es muy inestable y se degrada. Una alternativa a las píldoras, es el aceite de hígado de bacalao, la fuente natural más rica en vitamina D de todas. Tanto es así que en el pasado se le daba a los niños pequeños.

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