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Bienestar GeneralCondiciones Crónicas

Mitos y realidades de la lepra

Ante una de las enfermedades más antiguas del mundo, la lepra arrastra a lo largo de la historia un sin número de juicios y estereotipos. Esta enfermedad infecciosa ha sido tema de discusión en la mitología, pasajes bíblicos y cuentos de tradición oral. Por tal razón, aclaramos algunos de los mitos que existen sobre la enfermedad. 

No es una enfermedad hereditaria 

Por muchos años, las civilizaciones antiguas consideraban que la lepra era una enfermedad hereditaria. Las personas que padecían de esta enfermedad eran condenados a vivir lejos de la sociedad por el temor que causaba un posible contagio. 

Pero la realidad es que la lepra se transmite a través de contactos cercanos con una persona contagiada y al inhalar las gotas que una persona infectada puede transmitir por boca o nariz. 

No es un castigo o una maldición

En la antigüedad, también se creía que la lepra era un castigo de los dioses o una maldición. No obstante, la lepra es una enfermedad crónica causada por la bacteria Mycobacterium leprae, que es un bacilo acidorresistente con forma de curva.

Lee también: ¿Cómo evitar el desarrollo de la lepra?

A un paciente con lepra no se le cae la piel a pedazos

Entre los síntomas de esta enfermedad infecciosa se destacan las lesiones o manchas claras o rojizas en la piel, que muchas veces no sanan después de algunas semanas. Sin embargo, es errónea la creencia de que a una persona infectada con lepra se le caen pedazos de piel.  

Sí existe cura

Durante la década del 1940, se realizó el primer avance importante relacionado con la enfermedad: la dapsona. La dapsona fue el único medicamento conocido durante la época y una persona infectada podía estar años o toda la vida recibiendo el tratamiento. Tras la enfermedad mostrar resistencia al medicamento, durante el 1960 descubrieron otro tratamiento con rifampisina y clofazimina.

En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda el tratamiento con tres fármacos: dapsona, rifampicina y clofazimina. El también conocido como tratamiento multimedicamentoso (TMM) tiene una duración de 6 meses en casos paucibacilares y 12 meses en los multibacilares. 

No es extremadamente contagiosa

Si un paciente con lepra recibe un diagnostico y adecuado tratamiento temprano, la transmisibilidad de la enfermedad puede ser nula. Asimismo, los pacientes pueden llevar una vida activa durante y después de recibir el tratamiento. 

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