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Bienestar General

¿Qué le pasa a nuestro cerebro cuando nos enamoramos?

Estamos en San Valentín y ¿sientes mariposas en el estómago? Lo que sientes no es solo amor, sino el fruto de una serie de neuroquímicos que produce el cuerpo cuando se encuentra en determinadas situaciones.

Cuando nos enamoramos, en efecto, nuestro cuerpo es golpeado por una tormenta química, que varía según las etapas del enamoramiento que estemos viviendo. ¿Qué ocurre en nuestro cerebro? Veamos.

Cuando nos estamos enamorando

Es como si se desatara una tormenta química en nuestro cerebro. Se bombean grandes cantidades y de forma rápida de dopamina y noradrenalina desde el sistema neuromodulador. Esto provoca ese sentimiento de emoción y calidez por todas partes.

La dopamina, que es una sustancia química que se asocia en nuestro cerebro con la recompensa, se libera en la asociación de lo que llamamos amor o cuando tenemos el placer de dar algo.

Nuestro sistema libera noradrenalina gracias a la emoción y a la novedad de esta situación. Para el cerebro es una forma de indicar que está ocurriendo algo nuevo que debe tenerse en cuenta. Nos hace sentirnos mejor y más vivos. Y es que, en la vida no hay casi ningún momento en el que te sientas más vivo que cuando te enamoras.

Añorando al ser amado

Cuando la relación se profundiza cada vez más, el placer que asocias con el amor te hace desear más.

Con la dopamina comienzas a sentir emoción incluso antes del momento de conexión como un encuentro, un abrazo o un beso. Esto contribuye a que lo desees más.

Durante esta fase, la dopamina produce efectos que a menudo se comparan con los que producen algunas drogas en el cuerpo. Se convierte en una adicción. De hecho, es gracias a la dopamina que las personas enamoradas recuperan su energía y sienten menos necesidad de dormir o comer.

El amor va madurando

La fase de enamoramiento es bastante corta, puede durar como máximo unos meses. La fase más duradera, en cambio, es la tercera, la del apego. Esta última es la fase en la que se estabiliza el vínculo de pareja, capaz de durar tanto como para hacer que los amantes vivan juntos incluso durante toda la vida. Según los estudios en esta fase la principal hormona involucrada es la oxitocina.

En esta fase ya la relación es más que una adicción y surge también el apego en dos diferentes maneras:

Cuando realmente sientes esa conexión con la otra persona y te sientes recompensado con su presencia, el cerebro libera oxitocina que contribuye a la sensación de seguridad y confianza. Algo que ocurre también en relaciones entre padres e hijos.

¿Podemos preparar nuestro cerebro para el amor?

Si queremos ejercitar nuestra maquinaria cerebral debemos asegurarnos de que esté en una excelente forma a través de las vivencias de emociones, sorpresas, desafíos y momentos que nos conecten. Esto lo puedes lograr a través de la generosidad; cuando eres amable, por ejemplo, también liberas dopamina. Podemos ejercitar siendo positivos, cariñosos, generosos y viviendo una vida repleta de vitalidad y emociones. En una vida llena de amor, estaremos más preparados para el flechazo de Cupido.

Visto desde este punto de vista, el amor puede parecer un momento estresante y negativo. Pero todo lo que te hemos explicado, en realidad, contribuye a que los enamorados experimenten esa sensación de bienestar y alegría. El amor romántico siempre estará regulado y gobernado por las actividades neuroquímicas de nuestro cerebro, ¡pero estamos más que seguros de que vale la pena!

Fuente: Medscape

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