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EII: cómo manejar la ansiedad y el estrés

Aunque todavía se desconoce en parte el origen de la enfermedad intestinal inflamatoria crónica, está bien establecido que la ansiedad y el estrés no desencadenan la enfermedad; pero, evidentemente, pueden cambiar la experiencia de los pacientes que la padecen.

Ansiedad y estrés: el riesgo

El riesgo es que la presencia de estos factores emocionales puede desencadenar un círculo vicioso; su presencia empeora los síntomas de la enfermedad y, al mismo tiempo, el empeoramiento de la afección desencadena un mayor estrés en el paciente.

El estrés es una respuesta del cuerpo a una situación que requiere una decisión. Cuando uno está en una condición estresante, el cuerpo reacciona liberando hormonas útiles para la acción, aumentando el ritmo cardíaco y respiratorio y haciendo que los músculos se contraigan.

Hay muchos factores que generan estrés, como la pérdida de un pariente o amigo, pero también situaciones menos graves, como llegar tarde a una cita de trabajo o estar sobrecargado por mil tareas diarias. Sin embargo, no solo existe el estrés «negativo»; también existe el estrés considerado «bueno», que es fácilmente manejable por el cuerpo, que dura poco y nos hace más reactivos.

Pequeñas descargas de buen estrés pueden ayudar a una persona a ser productiva, motivada e incluso a evitar peligros. Sin embargo, la exposición prolongada a factores de estrés puede ser perjudicial para la salud mental y física.

La ansiedad es una emoción y, como tal, puede conducir en sus manifestaciones más extremas a sentimientos de pánico, preocupación y nerviosismo. Es muy común y similar al estrés; y, por lo tanto, si persiste y se vuelve excesivo, esta condición también puede interferir negativamente con la salud mental y física.

Aunque el estrés y la ansiedad son dos condiciones que no pueden causar directamente la enfermedad inflamatoria intestinal, su presencia prolongada puede empeorar los signos y síntomas de la enfermedad y puede desencadenar sus exacerbaciones.

Cómo manejar la ansiedad y el estrés

Aunque cada persona es diferente y es ciertamente más difícil relajarse, hay técnicas generales para tratar de reducir el estrés y permitirle mantener la calma. En primer lugar, es importante entender cuál es el enfoque más adecuado a seguir según las aptitudes de cada uno.

En general, la actividad física constante puede ser de gran ayuda: el ejercicio moderado también puede ayudar a reducir el estrés, aliviar la depresión y normalizar la función intestinal.

También hay disciplinas que proporcionan una mayor conexión mente-cuerpo e incluyen técnicas de meditación, como el Yoga o el Tai Chi, por ejemplo, que pueden ayudar. O hipnoterapia.

Hábitos como leer libros o escuchar grabaciones estudiadas también podrían ayudar a reducir el estrés.

Otro método que puede ayudarte a relajarte es controlar el diafragma durante la respiración. Siguiendo esta técnica, es posible obtener resultados interesantes: además de ayudar a disminuir el número de hormonas del estrés, se reduce el ritmo cardíaco y la presión sanguínea, hay una mejor oxigenación de la sangre, se reduce la tensión muscular: el cuerpo se relajará – lo cual no debe ser subestimado – sin la ayuda de drogas y sin gastos.

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