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La importancia de la comida sólida para el desarrollo de los niños

Los dos primeros años de vida son los más decisivos para el crecimiento y el desarrollo de un niño, con repercusiones en la vida. Por lo tanto, una dieta adecuada y saludable contribuye a la salud del niño en su conjunto, y debe basarse en alimentos frescos, naturales y no procesados, como frutas, verduras, tubérculos y huevos.

Después de todo, la llegada de un nuevo miembro a la familia es siempre un momento de alegría, pero también de muchas dudas. Aprende más sobre la transición entre la lactancia materna y la nutrición sólida.

El primer alimento

Desde el nacimiento hasta los seis meses de vida, la leche materna es el primer y debe ser el único alimento en la vida del niño. Contiene anticuerpos y otras sustancias que protegen al bebé de infecciones como las respiratorias, de oído, diarrea y otras.

Durante este período de lactancia exclusiva, el bebé no necesita ningún otro tipo de alimento, ni siquiera agua. Pero después de este primer semestre del nuevo miembro de la familia, la leche sigue formando parte de la dieta hasta los dos años o más, dejando de ser el único alimento del bebé.

La lactancia materna es muy beneficiosa para el desarrollo del niño, siendo un ejercicio importante para la boca y los músculos de la cara, que ayudará al niño a no tener problemas en el habla, los dientes, la respiración, la masticación y la deglución. Además, a través de la lactancia materna se establecen también los vínculos afectivos entre la madre y el niño.

Diversidad de colores, sabores, texturas y olores

A partir de los seis meses ¡es hora de conocer la comida! A partir de esa edad, el cuerpo del niño está listo para recibir el alimento. También surge la necesidad de obtener más nutrientes, y la leche por sí sola ya no es capaz de satisfacer esto.

Aunque todavía no tiene dientes, el niño ya es capaz de amasar el alimento con su encía.

La alimentación del niño comienza con la leche de la madre, pasa por los purés, evoluciona hacia el alimento picado hasta llegar a la comida familiar. Es importante que este proceso se realice de forma saludable, porque establecerá los futuros hábitos y la relación del niño con la comida.

Lo más importante es no centrarse en los preparados líquidos, ya que estimular la masticación es importante para el desarrollo de la cara y los huesos de la cabeza, contribuyendo a una respiración adecuada y a la formación de dientes.

¿Por qué cocinar?

Preparar tu propia comida pone al alcance el conocimiento sobre de dónde vienen los ingredientes. De esta manera, cocinar es bueno para la salud y sigue siendo una actitud sostenible, disminuyendo la producción de residuos.

Además, promueve la interacción entre los miembros de la familia, refuerza las tradiciones e incluso rescata los recuerdos familiares.

Sazonar adecuadamente

Las especias naturales añaden sabor y aroma a los alimentos. En todas las preparaciones, recomendamos dar preferencia a las hierbas frescas y secas, a los condimentos naturales y a las especias. Añaden sabor, aroma y nutrientes a los alimentos y permiten al niño percibir la sutileza de los sabores de cada alimento.

Independientemente de la edad, la sal debe consumirse con moderación porque contiene sodio, que también está presente en los alimentos ultraprocesados y las especias. Además,  aumenta las posibilidades de desarrollar algunas enfermedades.

Nada dulce

El azúcar es un villano para nuestra salud y esto no es nada nuevo, pero para los niños puede ser aún más peligroso ya que aumenta la posibilidad de un aumento excesivo de peso durante la infancia y, en consecuencia, el desarrollo de la obesidad y otras enfermedades en la vida adulta.

Ni siquiera la miel de abeja es bienvenida. Aunque es natural, la miel contiene los mismos componentes que el azúcar y ofrece el riesgo de contaminación por botulismo. También vale la pena recordar que el paladar de los niños ya tiene una preferencia por la mermelada, por lo que fomentarla puede dificultar la introducción de las verduras.

Recomendación final

Aunque se ha convertido en un hábito típico de la nueva generación, debe evitarse distraer a los niños con aparatos electrónicos durante las comidas. Esta forma de proporcionar alimentos los distrae, lo que genera una falta de interés en la comida y dificulta el proceso de aprendizaje y percepción de los alimentos.

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