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Margarita con dermatitis atópica: “Es un dolor físico que no se puede describir” 

Se suele creer que vivir con dermatitis atópica solo es tener ronchas y picor. No es así. En BeHealth conocimos el emotivo testimonio de Margarita Rosado, una puertorriqueña que no solo fue diagnosticada con esa condición, sino que también con psoriasis, otra difícil patología dermatológica.

Margarita, que es auxiliar farmacéutica en su natal Puerto Rico, contó entre lágrimas cómo fue que empezó a padecer esta patología caracterizada por una difícil sintomatología que, aunque suele ser más común en niños, también puede presentarse en adultos.

“En aquel momento, cuando el dermatólogo me diagnosticó, me dijo: tienes la dermatitis atópica que mayormente es más común en niños”, dijo.

La enfermedad le empezó a la paciente por bañarse tantas veces al día. De hecho, esa fue una de las preguntas que le hizo el especialista para empezar con las pruebas diagnósticas que confirmaban la noticia que le partió la vida en dos: tenía dermatitis atópica.

“Yo en aquel momento ejercía como auxiliar de farmacia en dos farmacias, una de comunidad y una de cadena, Yo siempre tenía la mentalidad de que si salgo de un trabajo tengo que bañarme antes de ir al otro trabajo. Lo que estaba haciendo era que estaba perdiendo los aceites naturales de mi piel. Ahí es que entonces él me dice que debo minimizar el hacer esos hábitos por lo menos una vez al día y viviendo en el trópico, pues es un poquito difícil”, dijo.

Los síntomas

La literatura médica ha evidenciado que la piel seca y agrietada, la picazón y la erupción en la piel, al punto que se hincha y varía de color según el color de piel, son añgunos de los síntomas más frecuentes de esa condición.

En el caso de Margarita, según le contó a este medio, inició con “lesiones en el área del cuero cabelludo y ahí entonces era un pico bien frustrante”, reveló.

Luego de que le confirmaron, con una biopsia, que tenía psoriasis y dermatitis, empezó el tratamiento terapéutico con el que, según dijo, empezó a mejorar su calidad de vida.

Así las cosas, el doctor tratante le dijo que empezaría “utilizar unas cremas corticosteroides para bajar la inflamación y luego de eso, como que se controló por varios años”, aseguró. Sin embargo, no se esperaba lo que se venía para ella viviendo con esa patología.

“En los últimos tres o cuatro años es que se exacerba la condición: se me presenta en el área de los pies, en áreas de pliegue. Y como yo trabajaba todo el tiempo de pie de 10 a 11 horas diarias, entonces tuve que modificar la vestimenta, que todo fuera en algodón y tiras ligeras”, relató.

Pese al tratamiento, los síntomas siguieron aquejándola. “Es un dolor físico que tú no lo puedes describir porque tienes que continuar, tienes que caminar”, mencionó.

Los cambios

A Margarita, la dermatitis atópica también le causó otros factores que, inclusive, no la dejaban dormir adecuadamente.

“Me afectaba que yo no podía ni dormir. Y ya llega un momento en que tu cuerpo tiene que descansar. Me afectó a nivel emocional, me afectó en mi memoria porque al no poder dormir, obviamente hay cosas que olvidaba”, mencionó.

 Además, dio a conocer que los síntomas de su condición empezaron a llegar a sus brazos y hasta en otras de sus extremidades. Dijo, además, que su dermatitis le afectó el trabajo debido a que “es bien difícil también conseguir prendas que sean en algodón sin que nada que me rozara”, detalló.

La salud mental

Los molestos síntomas de la condición también le causaron afectaciones a “nivel emocional y en mi interacción con la gente”. ¿Por qué? Ella lo explicó y dio detalles de cómo lo enfrentó.

“Tuve una compañera que era profesional de la salud como yo y en una ocasión yo creo que por desconocimiento, por ignorancia, me dijo ‘¿no será eso lepra?’ Porque como tenía las lesiones tan abiertas se me hacían unas áreas de escamosidad, se me me botaba un líquido y yo le dije ‘tienes que educarte’. En otras ocasiones una prima que me fue a pasar unas cremas, se puso unos guantes y yo le dije esto no se pega. Pero es el desconocimiento”, recordó.

El dolor de sus enfermedades, incluso, la hicieron pensar en que era mejor despedirse de este plano terrenal.

“Cuando me desempeñaba como auxiliar en una farmacia de comunidad en una ocasión el dolor era tanto que yo le decía al licenciado ‘yo lo que quiero es morirme’. Uno verse la piel de esa manera no es fácil, el dolor es otra cosa”, dijo.

Ahora, la paciente lleva un mensaje de empoderamiento para los pacientes para que salgan adelante y dio detalles de cómo maneja sus condiciones.

“Estoy actualmente con psicólogos y psiquiatras. Estoy con dermatólogo y con una alergista, porque también tenemos que educarnos y buscar más allá de lo que te dicen los profesionales para tú poder estar bien”, concluyó.

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