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Señales de que podrías estar sufriendo fibromialgia

La fibromialgia (FM) es un síndrome crónico y sistémico cuyo principal síntoma es un dolor musculoesquelético grave y generalizado. Por esta razón, esta enfermedad, que afecta a entre el 1 y el 3% de la población mundial, principalmente mujeres, se clasifica como una patología reumática de naturaleza extrarticular. De modo que, es de vital importancia identificar las señales que te ayuden a saber si podrías estar sufriendo fibromialgia.

Se puede confundir con la artritis, pero a diferencia de la artritis no produce inflamación interna o daño en las articulaciones. Esto se debe a que la FM afecta al tejido conectivo de todo el cuerpo, en particular a las estructuras que están formadas por fibras: músculos, tendones, nervios.

Síntomas y diagnóstico

La condición es, como se ha mencionado, un síndrome doloroso crónico, pero el sufrimiento físico no se limita ciertamente a los músculos o tendones, ya que todo el sistema musculoesquelético y sus partes «blandas» se ven afectados, y las repercusiones son también cognitivas y neurológicas.

Veamos todos los trastornos primarios y secundarios relacionados con la enfermedad:
  • Dolor difuso agudo y ardiente o dolor profundo y continuo, o una alternancia de ambas durante al menos tres meses continuos.
  • El Dolor óseo que afecta al menos a una de las siguientes áreas: vértebras cervicales, vértebras dorsales o lumbo-sacras o tórax anterior
  • También está el ddolor de palpación en al menos 11 de las zonas denominadas «puntos sensibles»
  • Calambres
  • Rigidez articular por la mañana
  • Hinchazón de las articulaciones de naturaleza no inflamatoria
  • Intercostales gruesas
  • Neuralgia (incluyendo ciática y dolor del trigémino)
  • Sensación de fatiga profunda (fatiga crónica)
  • Dolores de cabeza
  • Parestesia (entumecimiento u hormigueo a lo largo de las extremidades)
  • Dolor menstrual (dismenorrea)
  • Anomalías del sueño a veces acompañadas del síndrome de las piernas inquietas, un trastorno neurológico que se manifiesta por la noche con espasmos y la necesidad de mover las piernas continuamente, y por la apnea del sueño
  • mastodinia (dolor de pecho)
  • Síndrome del intestino irritable
  • Dolor pélvico

Para lograr un buen diagnóstico

Con una gama tan amplia y variada de dolencias y dolores, llegar al diagnóstico de fibromialgia, que permite agrupar todos los síntomas bajo un denominador común, no es algo automático. De hecho, inicialmente el paciente «sufre» sin entender las razones, tratando de amortiguar las diversas dolencias con medicamentos sintomáticos, sin llegar a aceptarlas nunca.

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Sin embargo, un síntoma tan pronunciado como el dolor crónico en el aparato locomotor -que dura al menos tres meses y aumenta de intensidad- debe hacer que el médico lo sospeche.

En este caso, se procederá paso a paso, acudiendo a un reumatólogo que primero realizará una palpación de los puntos sensibles para comprobar su dolor. Este análisis objetivo es fundamental para comprender si estamos ante un síndrome fibromiálgico, ya que nos permite eliminar casi todas las demás causas posibles a la vez.

También es importante evaluar el estado general de salud del paciente y realizar análisis de sangre para analizar tanto la composición de la sangre como para detectar la presencia de un posible factor reumatoide o una disfunción tiroidea. Una vez eliminado, y gracias a la técnica de los puntos sensibles, es posible finalmente llegar a un diagnóstico unívoco de fibromialgia.

Causas y factores de riesgo

Las causas exactas que llevan al desarrollo de la FM no están claras. Lo que se sabe es que hay varios factores predisponentes que pueden contribuir a la patogénesis de la enfermedad y a sus dolorosos síntomas. Estos factores incluyen:

  • Causas genéticas y herencia
  • Comorbilidad
  • Traumas repetidos, enfermedades e infecciones
  • Trauma psicológico, síndrome de estrés postraumático

Esta no es una enfermedad periférica, sino sistémica, como hemos visto, que por lo tanto se origina en el sistema nervioso central. Los que desarrollan el síndrome también presentan una alteración de la actividad neurológica, en particular una actividad anormal de los neurotransmisores del «dolor», a la que responden los receptores cerebrales delegados, que se vuelven particularmente sensibles y a su vez hiperactivos.

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